02 enero 2017

15 años con el euro

¡Menuda volatilidad! ¡Qué cantidad de años con un euro fuerte, qué sin sentido! Lo que nos ha deparado la crisis de 2008…
Hace años, EEUU quiso un dólar debilitado para mejorar su desequilibrio comercial. Después, el mercado lo ha fortalecido dado el diferente ciclo monetario que presenta EEUU frente a la UE. ¿Llegará a la paridad? Es muy probable, con EEUU subiendo tipos, ofreciendo mucha más rentabilidad sus bonos, creciendo mucho más que la UE, mientras que el BCE sigue imprimiendo billetes, aparcando bonos, dejando los tipos en cero y las rentabilidades de los bonos en negativo, y haciendo que se pierda nuestra solvencia…
El EURO nació como experimento aglutinador, pensando que la convergencia entre países vendría después. Pero esto no se ha producido, y ahora tenemos una divisa común, que nos ha salvado de la quiebra a más de un país, un banco central fuerte que hace todo lo posible para que no sucumbamos, pero ¿hasta cuándo, y como será después la vuelta a la normalidad?
Y todo es especulación. El populismo que impera en la UE quiere irse del euro (Francia la primera si ganara Le Pen), Alemania tampoco le vendría mal irse del euro y dejarnos a los demás dentro. Estamos viendo una patada adelante que puede romper el sistema financiero actual en cualquier momento…
¡Como pasa de rápido el tiempo…!

Balance del euro: de la ilusión al chasco en solo 15 años

Entre 2008 y 2014 el PIB alemán ha crecido el 13,8% y el español ha caído el 5,2%
La divisa europea aún proyecta una imagen frágil ocho años después del inicio de la crisis
El euro envejece mal. Solo lleva 15 años (desde el 1 de enero de 2002) en bolsillos y monederos y ya ha dejado de ser el esperanzador símbolo de la integración política del continente para convertirse en la unidad contable que divide a los socios de la Unión Monetaria en acreedores y deudores, dos categorías con intereses contrapuestos y, a veces, irreconciliables.
Esa brecha ha dañado al proyecto. Y, a pesar de sus logros, la moneda única enfila su mayoría de edad con tremendas dudas sobre su capacidad de adaptación y supervivencia en un escenario político tan cambiante y convulso como el de esta segunda década del siglo XXI.
El decreciente entusiasmo de la opinión pública por las estructuras supranacionales y la resistencia a ceder más soberanía ha dejado al euro en un peligro terreno de nadie, varado entre la fragilidad de una Unión Monetaria incompleta y el salto imposible hacia una Europa completamente federal.
Moneda que divide
La fosa abierta por la crisis entre los países del norte y los del sur alcanzó tal nivel en los momentos más agudos de la crisis que se llegó a hablar de escindir la zona euro en dos monedas, neuro y seuro, para cada uno de los grupos geográficos. La idea era tan peregrina como de escaso recorrido. Pero reflejaba una de las consecuencias políticas más graves de la Unión monetaria: el euro ha frenado e, incluso, revertido, la convergencia económica, que era una de las señas de identidad de la Unión Europea y uno de sus principales atractivos para los países que, como España, se sumaron al proyecto cuando ya estaba en marcha.
Entre 2008 y 2014, el PIB del corazón de la zona euro se ha disparado. Alemania ha crecido un 13,8%, Francia, un 6,8%, Holanda, 3,7, Bélgica, 13,2% y Luxemburgo, 31,3%, según datos de OpenMind, el proyecto de reflexión creado por BBVA. En España, en el mismo período, el PIB ha caído el 5,2%, en Portugal, el 3,2% y en Italia, el 1%. Grecia, caso excepcional, ha sufrido un desplome del 26%, caso inédito en todo el planeta salvo en países en guerra.
La crisis también ha revertido el proceso de integración de los mercados financieros. Los activos transfronterizos del sector bancario apenas llegan al 14% y la zona euro vuelve a tener, de facto, tantos mercados financieros como socios (19 en la actualidad). Empresas y hogares se financian en condiciones más o menos favorables en función de su país de residencia. Y el resquebrajamiento alcanza tal nivel que algunos reguladores, como el de Alemania, impiden a entidades financieras de otro país de la zona euro repatriar beneficios, para garantizar que las filiales en territorio alemán disponen de recursos suficientes en caso de crisis.
Buena arrancada
La desaparición del riesgo del tipo de cambio ahorra 25.000 milones de euros al año a las empresas
A pesar de sus dificultades actuales, el euro suma en su haber éxitos como la contención de la inflación (que se ha mantenido por debajo de la media histórica incluso de los países más rigurosos como Alemania), el abaratamiento del crédito(el BCE arrancó en 1999 con los tipos de interés al 3% y nunca ha pasado del 4,75%) o la desaparición del riesgo del tipo de cambio entre países europeos (que ahorra a las empresas unos 25.000 millones de euros al año, según datos del MEDE).
La transición de las antiguas monedas nacionales a la común también fue un éxito de organización en los 12 países que estrenaron el euro (Alemania, Francia, Italia, España, Benelux, Portugal, Austria, Grecia, Irlanda y Finlandia). A finales de 2001, en la recta final de los preparativos, 14 imprentas repartidas por la zona euro y una en Reino Unido trabajaban a tiempo completo, con tres turnos de operarios, incluso en los días de fiesta, para producir 33 millones de billetes al día o 1,4 millones de billetes por hora, según datos del Banco Central Europeo.
Pero los europeos tardaron poco en percatarse de que las consecuencias económicas de compartir una moneda eran mucho más duras que cualquier esfuerzo logístico para su introducción.
La divisa europea aún proyecta una imagen de fragilidad, ocho años después del comienzo de la crisis financiera
La gran decepción
El entusiasmo inicial por las nuevas monedas y billetes duró poco más que el frenesí de su producción. Los logros disfrutados durante los primeros años, hasta 2006, se han visto empañados por una crisis que para algunos socios ha supuesto una década pérdida en términos de riqueza, empleo y bienestar.
La zona euro lleva ocho años sumida en crisis consecutivas, primero financiera, luego de deuda y ahora política y de identidad. Desde que se puso en circulación la moneda única, cuatro socios (Grecia, Irlanda, Portugal y Chipre) han tenido que ser rescatados con ayuda del Fondo Monetario Internacional, que no pisaba Europa desde hacía décadas. El corralito, una restricción monetaria asociada a países más pobres, se ha impuesto en Chipre y Grecia, donde todavía sigue en vigor. Y a esos aires bananeros se suman las plusmarcas en tasa de paro sufridas tras la introducción del euro.
En los momentos más duros de la crisis, incluso se puso en duda la convivencia entre el euro y la democracia. Italia y Grecia acabaron con gobiernos tecnócratas con escasa legitimidad frente a las urnas. Y tanto en Francia como Holanda, los euroescépticos aspiran a llegar al poder en 2017, una posibilidad que renueva la incertidumbre sobre el futuro de la moneda única.
Pocos avances
“Cómo es posible que ocho años después de la crisis sigamos hablando del riesgo de colapso de la zona euro cada vez que se toma alguna decisión política en uno de nuestros Estados miembros”, se desesperaba el alemán Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo, en su última cumbre europea (15 de diciembre) antes de volver a su país con la esperanza de liderar a los socialistas en las elecciones del año que viene.
La imagen de fragilidad que proyecta el euro, como apuntaba Schulz en su despedida, emana de las dudas en torno a la voluntad política para apuntalar un proyecto que evitó el naufragio entre 2010 y 2012, pero que no ha logrado afianzarse ni llevar a cabo casi ninguna de las tareas pendientes.
La actual legislatura europea (2014-2019) parecía el momento ideal para el gran salto, una vez superada la fase más aguda de la crisis y con gobiernos en Alemania (Angela Merkel) y en Francia (François Hollande) recién elegidos. Pero el eje Berlín-París se ha roto, con cada capital al frente de uno de los grupos en que se ha escindido la zona euro: los acreedores del norte y los deudores del sur. Esa fricción, teñida de desconfianza, ha ralentizado o paralizado las grandes reformas pendientes.
La unión bancaria sigue incompleta, a falta de un fondo común de garantía de depósitos. La creación de un Tesoro, de un ministro de finanzas o de un seguro común de desempleo se aplazan sine die, con pocas perspectivas de salir adelante si durante 2017 si se confirman los avances de las fuerzas euroescépticas que anticipan los sondeos en Holanda, Francia, Alemania e Italia.
Supervivencia
Analistas e historiadores discutirán por muchos años si la debacle económica vivida en Europa puede achacarse total o parcialmente al euro. O si la moneda única ha sido un factor más en el vendaval económico que azota el planeta.
A falta de una conclusión definitiva, de momento parece haber unanimidad en que la precaria estructura de la zona euro (con un BCE maniatado por los Tratados) y sus débiles cimientos (sin unidad fiscal ni posibilidad de trasvases presupuestarios) han contribuido a agravar unos problemas que los países europeos con moneda propia, como Reino Unido, o de fuera de la UE, como EE UU, superaron con mucha más rapidez.
En la zona euro, siete años después del comienzo de la crisis y tras destinar casi dos billones de euros de dinero público a mantener en pie el sector financiero, siguen de actualidad los rescates bancarios (esta misma semana en Italia). Y el pleno empleo en países como Alemania convive con el paro o la deflación en los países más endeudados.
Bruselas ha respondido con una miríada de normas y controles, tan engorrosos como poco efectivos, mientras crecimiento e inversión siguen sin recuperarse del todo. Peter Hall, catedrático de la Universidad de Harvard y de la London School of Economics, apunta a una salida diferente para garantizar la supervivencia de la moneda única .“La suerte del euro depende en cierta medida de la prosperidad futura de la Europa meridional”, vaticina Hall en un reciente ensayo publicado por Open Mind.

Los hitos desde Maastricht

1992 Tratado de Maastricht
Es uno de los tratados fundacionales de la Unión Europea y la base para el proyecto de unión monetaria. Establece el euro como moneda común y marca dos claros límites a sus futuros miembros: que el déficit no supere el 3% del PIB ni la deuda el 60% de la riqueza del país.
1997 El Pacto de Estabilidad
Nace el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que fija la vigilancia del cumplimiento de los límites del Tratado de Maastricht. Es la base de las revisiones presupuestarias y las recomendaciones en materia fiscal a los países miembros.
1998 Nace el BCE
En una turbulenta cumbre europea del mes de mayo nace el BCE y se nombra a su primer presidente, el holandés Wim Duisenberg, representante del ala germana, aunque Francia logra un acuerdo tácito para sustituirle antes del final de su mandato por Jean-Claude Trichet (que asumirá la presidencia en 2003). En 1998 también se fijó el tipo de cambio fijo de las monedas que desaparecerán con el euro. 1 euro: 166,386 pesetas.
1999 Once países adoptan el euro
El 1 de enero de este año nace el euro como unidad monetaria en once países: Bélgica, Alemania, Irlanda, España, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda, Austria, Portugal y Finlandia. Dos años después se incorpora Grecia, cuya candidatura había sido rechazada inicialmente. Su ingreso provocará una década después una profunda crisis cuyas consecuencias aún perduran hoy.
2002 El euro en la calle
El 1 de enero se inicia la puesta en circulación del euro, que se convirtió en la nueva moneda de más de 300 millones de ciudadanos en 12 países.
2003 Alemania y Francia  rompen el pacto
Los ministros de finanzas de la UE rechazan la recomendación de la Comisión Europea de sancionar a Francia y Alemania por vulnerar el Pacto de Estabilidad, lo que supone la suspensión temporal de esa norma.
2004 Europa se unifica
La UE lleva a cabo una ampliación sin precedentes para integrar de golpe a 10 países, entre ellos gran parte del antiguo bloque soviético. Ingresan  Polonia, Hungría, República Checa, Eslavonia, Eslavonia Estonia, Letonia, Lituania, Chipre y Malta. Tres años después, se incorporan Rumanía y_Bulgaria.
2007 La gran crisis
Eslovenia adopta el euro. Comienza en EE UU la crisis de las hipotecas basura que cruzará el Atlántico y desencadenará en Europa la gran crisis que a punto estuvo de reventar el euro entre 2010 y 2012. Ese año, la UE firma también el Tratado de Lisboa, la versión limitada de la frustrada Constitución Europea (abortada por los referéndum de 2005 en Francia y Holanda).
2010 Surge la troika
La crisis financiera de 2007 muta en crisis de deuda soberana y pone al borde de la quiebra a varios países de la zona euro. Grecia es el primer país que pide un rescate, de 110.000 millones de euros, cuya gestión se confía a la llamada troika, formada por la Comisión Europea, el BCE y el Fondo Monetario Internacional. El mismo año cae Irlanda, que precisa un rescate de 85.000. Y en 2011, Portugal, con un rescate de 78.000 millones.
2012 Draghi salva el euro
Año de alto voltaje en la zona euro, que llega a temer por su proyecto. Grecia recibe un segundo rescate de 130.000 millones, que incluye una quita a bonistas privados, España solicita ayudas para la banca por 100.000 millones. El presidente del BCE, Mario Draghi, calma al mercado al asegurar que hará todo lo posible por proteger el euro.
2014 El fin de la troika
España y Portugal salen de situación de rescate, algo que Irlanda logró en 2013. La troika entra en fase terminal, con el BCE deseoso de salirse, el FMI, sin poner dinero, y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) asumiendo un papel central.
2015 Grexit a la vista
La situación griega se agrava tras la llegada al poder del primer ministro Alexis Tsipras (Syriza). La tensión alcanza tal nivel que la expulsión de Grecia de la zona euro llega a figurar en el borrador de un documento del Eurogrupo. El ‘grexit’ se evita in extremis con un tercer  rescate de 86.000 millones de euros.
2016 El reto del brexit
El 23 de junio, Reino Unido celebró un referéndum que dio la victoria a los partidarios de abandonar la Unión Europea. La primera escisión de la historia del club sacudió los mercados y abre un período de incertidumbre en la relación entre Bruselas y Londres. La gran incógnita estriba en si la capital británica seguirá siendo o no el mayor centro financiero de la zona euro.
Abrazos,
PD1: La inflación ha subido un 35% en estos 15 años que llevamos con el EURO:

Cuando el café costaba 50 céntimos (80 pesetas)

Los salarios han crecido mucho menos que los precios, consecuencia de que el euro haya encarecido el coste de la vida
Aunque parezca mentira, el euro no lleva utilizándose toda la vida. La moneda única se puso en circulación el 1 de enero de 2002 en 12 países europeos. En aquel momento gobernaba José María Aznar, la capa de Ramón García era la protagonista en las campanadas de TVE y el programa más visto de la televisión era Operación Triunfo. En 2017 la eurozona, ahora formada por 19 Estados, soplará las 15 velas de la tarta de cumpleaños y, como cantó Rosa en Eurovisión aquel 2002, Europe's living a celebration, con sus luces y sombras. 
El euro llegó entonces a nuestros bolsillos, aunque llevaba ya desde 1999 como moneda oficial para las operaciones financieras. "Se estableció la ley 46/1998 que perseguía establecer la norma fija de conversión de 166,386 pesetas a 1 euro", cuenta Carlos Salvador, profesor de Cunef. Hasta 1998 el tipo de interés del dinero lo dictaba el Banco de España y estaba en el 5,5%. En enero de 1999 pasó a manos del BCE y el tipo de interés de los países del euro, incluido España, se unificó en el 3%. Esta bajada de los tipos fue clave en la denominada burbuja inmobiliaria. 
"La llegada del euro trajo la burbuja porque se bajaron los tipos, lo que permitió a la gente endeudarse", señala Miguel Ángel Bernal, profesor del IEB. Algo que comparte Raymond Torres, director de coyuntura y estadística de Funcas. "Los tipos de interés bajaron e incluso fueron negativos y se creó una burbuja que luego desembocaría en la crisis". 
El coste de la vida se multiplicó desde entonces. tanto los productos como los servicios subieron sustancialmente de precio, en un primer momento por el fenómeno conocido como redondeo. "Algunas empresas aprovecharon ese momento de transición para llevar a cabo una subida", afirma Salvador. Según el INE, el índice de precios de consumo (IPC) subió un 36% entre enero de 2002 y noviembre de 2016. Aunque habría que diferenciar dos claros períodos: el primero, entre 2002 y 2007, cuando los precios se alzaron. 
"El impacto en los precios fue grande en los bienes de consumo también debido a la mayor demanda interna producida por la creación del euro", indica Torres. Y el segundo período, de 2008 a 2016, con la crisis económica, cuando los precios cayeron. Torres comenta que hubo un estancamiento e incluso la tasa de variación anual del IPC a final de 2014 fue negativa, del -1%. de hecho, el BCE ha combatido el riesgo de deflación en Europa con una programa de compra de deuda desde marzo de 2015.
Los ciudadanos han podido notar que las actividades de su vida diaria son mucho más caras que en 2002. La verdadera medida de la magnitud del incremento de los precios está en que ese aumento no fue acompañado de la subida de los salarios. "Por eso, muchos ciudadanos percibieron que la entrada del euro supuso un incremento de los precios y una caída de su poder adquisitivo. Por tanto, más que hablar de un efecto euro, se trata de que los salarios no suben en la misma proporción que los precios", asegura Salvador.
El salario medio pasó de 19.802 euros en 2002 a 22.858 euros en 2014 (últimos datos oficiales), según el INE, lo que supone un incremento del 15%. El salario mínimo interprofesional subió un 60%, al pasar de 442 euros en 2002 a 707 en 2017.
Un billete de 10 viajes para usar en el transporte público urbano madrileño costaba cinco euros en 2002. 15 años después el precio se ha más que duplicado, hasta los 12.20 euros.
El precio de tomar una taza de café se duplicó, al pasar de 0,50 euros a 1 euro en 2016.
Ver una película en el centro comercial La Vaguada costaba 5,25 euros en 2002, cuando actualmente son 8,80 euros, lo que supone una subida del 64%, frente al 36% del IPC. Dos entradas del concierto de Iron Maiden en Las Ventas en junio de 2003 costaron 67 euros. Con ese dinero no se pudo comprar un único tique para ver al grupo de heavy metal en el BarclayCard Center en julio de 2016, ya que costaba 78,50 euros.
Una barra de pan costaba entre 0,35 y 0,50 euros. Ahora, el precio oscila entre 70 céntimos y 1 euro.
Una botella del quitagrasas KH-7 costaba 1,75 euros en 2002. Quince años más tarde, el precio en el supermercado de este producto es de 2,49 euros.
También los restaurantes aumentaron sus precios estos 15 años. Una pizza mediana en Telepizza costaba 10,50 euros en 2002, mientras que ahora son 17,50 euros. Comer un menú del día en la Escuela Universitaria de Informática (ahora renombrada ETSISI) de la Universidad Politécnica de Madrid ha pasado de 3,91 euros a 5,20 euros.
La bombona de butano subió de 8,60 euros a 12,28 euros, aunque llegó a costar 17,50 euros entre 2013 y 2015.
Los costes energéticos también se elevaron. El importe por una potencia contratada de 3,3 kW con Endesa durante dos meses era de 9,20 en 2002, cuando en la actualidad supera los 20 euros. El precio por kilovatio se ha duplicado de los 7,92 a los 14,07 céntimos.
Un litro de gasóleo en la estación de servicio de Repsol de Vera (Almería) en enero de 2002 tenía un precio de 0,676 euros, mientras que esta semana costaba 1,189 euros. Por tanto, con 30 euros se repostaban 44 litros en 2002, mientras que ahora solo serían 25 litros.
Ir a la farmacia también es más caro. Un Reflex Spray costaba 5,86 euros en 2002, cuando ahora son 11,75 euros. Veinte aspirinas pasaron de 2,75 euros a 4,85.
PD2: Propósito de Año Nuevo: Dejar el “yo, me, mí, conmigo” patético, tan instalado en la sociedad actual, generado por el egoísmo, la vanidad y la soberbia, por un “tu, te, ti”…, un darse a los demás, un entregarse, un compartir, un amar… ¡Qué dejemos de pensar tanto en nosotros mismos, dejemos de mirarnos el ombligo, y pensemos un poquito en ayudar a los demás, en quererles!
Y los demás no son los pobres de África, sino tu mujer, tus hijos, tu familia, tus amigos, tu entorno más próximo. A ver si lo vamos consiguiendo.