29 noviembre 2016

Banco Popular

¿Conseguirá frenar su caída de su cotización? Cada semana hay rumores de todo tipo, que si se fusiona con el Sabadell, que si da boleta a su Presidente, que si guerras intestinas entre sus accionistas de control, que si está para comprar ya, que si vuelve a dar dividendo… ¡Todo mentiras! Lo único cierto es que sigue con una brutal volatilidad, haciendo cada día unos bajos más bajos que el anterior… ¡Qué pena! ¿No hay nadie que pueda frenar este desaguisado? No parece…
A más plazo: terrorífico, ruina total…

Banco Popular encara un futuro incierto sumido en la volatilidad

Los títulos del banco se asientan por debajo del euro por acción
Cotiza volátil entre las dudas sobre su plan de saneamiento y las tensiones en su consejo
Banco Popular atraviesa estos días uno de sus momentos más delicados en el parqué madrileño. Los títulos cerraron el viernes en los 0,836 euros por acción, con una caída acumulada en el año del 68,8%, que sitúa el valor en mínimos de hace 26 de sus 27 años de historia bursátil y decanta el precio ya claramente por debajo del euro, cota que perdió el último día de octubre.
Las alarmas que se activaron en mayo al anunciar su última ampliación de capital, por 2.500 millones, la tercera en solo un lustro, y las dudas que rodean sus opciones de cumplir el ambicioso plan estratégico que la acompañó alimentan una cotización volátil aquejada de presiones bajistas que han abierto rencillas en el propio consejo de administración, en el que surge una facción crítica con el presidente Ángel Ron que aun así sigue contando con firmes apoyos.
“El de las acciones de Banco Popular es un caso realmente complicado, quizás ahora mismo en España, el que más. Es un momento bastante crítico para la entidad”, advierte Gonzalo Sánchez, analista de Gesconsult. Sánchez expone que se trata de un banco “bastante rentable, con buena situación para el entorno macroeconómico, con mucha exposición a pymes” pero que carga con una pesada losa que le lastra: 34.000 millones de euros en activos improductivos.
El analista considera que el plan anunciado por Popular de reducir esta cifra en 15.000 millones para finales de 2018 es “agresivo” y complicado de lograr para una entidad que actualmente salda unos 2.000 millones al año en ventas de inmuebles a particulares y apenas unas decenas de millones a inversores institucionales.
La solución de la entidad es el llamado proyecto Sunrise, la segregación de unos 6.000 millones de activos tóxicos en una suerte de banco malo. Aunque quedaría un largo camino para el objetivo de 15.000 millones, desde Gesconsult consideran que lograr este hito sería un paso fundamental para recuperar la credibilidad ante el mercado.
Tanto es así que al trascender que el vehículo de Popular contará con el apoyo de Deutsche Bank, Apollo, Cerberus, JP Morgan, Morgan Stanley, Credit Suisse (CS) y Citigroup las acciones de Banco Popular recibieron un impulso positivo del 5,99% en el parqué el pasado martes, recuperando los 0,90 euros por título, en su mayor subida desde el 9% que se anotó de golpe el 21 de septiembre.
Por contra, sin embargo, esta semana transcendía también el auge de las apuestas bajistas contra el valor. El fondo AQR Capital Management, fundado por antiguos ejecutivos de Goldman Sachs, y que mantenía una posición corta inferior al 2% en octubre, apostaba en contra con un 2,920% esta semana; al igual que el fondo de capital riesgo Marshall Wace que apostaba en contra sobre un 2,230% del capital del banco; o el hedge fund Samlyn Capital, en corto con un 0,820%.
Semejante convulsión ha contribuido a potenciar la fuerte volatilidad que ya rodeaba al valor. Según un reciente informe de Goldman Sachs, la volatilidad que rodea a Popular roza el 100% frente a un 70% para la media de bancos europeos comparables. Los analistas del gigante de la banca de inversión han rebajado el precio objetivo del banco a un año hasta los 1,13 euros por título frente a los 1,14 que le asignaban hasta ahora. Los analistas de Citi, que le dan 1,10, ponen el foco en que drene el ladrillo.
Un ambiente que ha hecho desenfundar las armas dentro del consejo de administración del banco, donde accionistas de referencia encabezados por el mexicano Antonio del Valle, que ha ido viendo mermado el valor de su 4% del capital, han puesto en duda la continuidad de Ángel Ron al frente de la entidad.
Su salida es vista por algunos analistas de mercado que prefieren no ser citados como uno de los potenciales hitos que podrían ayudar a mandar un mensaje de confianza, en paralelo a la consecución de los objetivos marcados en su nuevo plan estratégico.
Ron, que de momento ha esquivado estas presiones, recibió algo de oxígeno adicional el jueves cuando la agencia de calificación de riesgos S&P confirmó una perspectiva positiva para el valor, al que mantiene en B+, dentro del bono basura. Su informe, no obstante, subrayaba la “debilidad financiera” del banco, su “moderada capitalización” y cómo el porvenir de la entidad está íntimamente ligado a que logre el “desafío” de cumplir su exigente plan de saneamientos.

Otras claves

Resultados: Popular ganó 94,3 millones de euros hasta septiembre, un 66% menos que en el mismo periodo de 2015. La entidad, que cerrará el año en negativo, espera volver a beneficios en 2017.
Precio objetivo: Los 33 analistas que siguen habitualmente el valor de Banco Popular, con 10 recomendando vender, otros tantos comprar y 13 mantener en cartera, sitúan el precio objetivo de la acción a un año en los 1,23 euros. Pero la cota se ve presionada a la baja cada día con nuevos informes negativos. El viernes, Fidentiis Equities fijaba el suyo a 0,88 euros.
Ajustes: El contundente plan de recortes que ha puesto en marcha Banco Popular, reduciendo un 19% su plantilla y un 14% su red de oficinas, ha sido señalado como uno de los hitos de la gestión del nuevo consejero delegado, Pedro Larena, a la hora de mejorar la eficiencia de Banco Popular pero S&P advierte que a corto plazo este “drástico ajuste” podría tener un efecto negativo sobre su negocio.
Experiencias como esta, es la que hace que otros bancos eviten ampliar capital. Los inversores saben que acaban palmando una pasta… Ahora los bancos italianos andan con lo mismo… Pobres accionistas, se les coge la pasta nueva, ¿para qué era? Abrazos,
PD1: La banca española tiene demasiadas inversiones por ahí fuera… Otros bancos occidentales no han sido tan agresivos. ¿Por qué?
El Informe de Estabilidad Financiera (IEF) que el Banco de España publicó la semana pasada dibuja un panorama poco tranquilizador para el negocio bancario. Destaca su baja rentabilidad en un entorno de persistencia tipos de interés ultrabajos, deterioro de las perspectivas de crecimiento de la economía nacional e internacional y riesgos de corrección a la baja en los precios de los activos financieros. Nada distinto de lo que no nos hubiésemos hecho eco en recientes notas.
Fruto de este contexto, refiere una caída adicional en la senda descendente que vienen registrando los resultados de la banca española. Tanto que, en base consolidada, y en términos de beneficio atribuido a la entidad dominante, aquel ha caído casi un 30% en la primera mitad de este año. Como consecuencia, el ROE se ha reducido más de 2,5 puntos porcentuales hasta el 6,1% y se distancia aún más de la cobertura de un mínimo de coste de capital razonable.
No es menos relevante, en cualquier caso, que el conjunto de la banca española siga comparando razonablemente bien frente a la media de la banca europea y la de los otros grandes países de la eurozona: Alemania, Francia e Italia. Lo hace en eficiencia y lo hace en resultados, siendo evidente la progresiva absorción del ingente volumen de activos dañados que se acumularon durante la crisis y el aumento de la solvencia de las entidades. Ésta se situaría, en el análisis prospectivo que realiza el Banco de España, en un nivel suficiente para que quedasen preservados los niveles mínimos de solvencia en un escenario de circunstancias muy adversas, y respaldaría por tanto los resultados recientes de los ejercicios de estrés europeos.
Siendo ésta la evaluación sintética de la situación por la que atraviesa actualmente el sector bancario español, resulta particularmente interesante hacer referencia a un fenómeno colateral que se está produciendo en paralelo al proceso de licuación de los efectos de la crisis vivida estos años: lejos de contenerse, el proceso de internacionalización de la banca española no ha dejado de aumentar. En efecto, como puede observarse en los gráficos adjuntos tomados de este último IEF, el peso relativo de los activos de la banca española considerados como negocio en el extranjero rondan ya el 42%, doblando el peso relativo que estos tenían al inicio de la crisis.
Si se mantiene la evolución, en breve el negocio de las entidades españolas estará compuesto en un 50% por negocio nacional y la otra mitad por negocio localizado fuera de nuestro país. Por tanto, nuestro sistema bancario es en la actualidad, dentro de los grandes países, uno de los más internacionalizados. Dicha evolución es consecuencia de una doble dinámica en estos últimos años. Por una parte, y como sucedía antes de la crisis, las dos principales entidades españolas, Santander y BBVA, han continuado durante este periodo de crisis su proceso de adquisición de entidades en otros países. A ellos se ha unido Sabadell con la reciente adquisición del banco británico TSB. La Caixa, por otra parte, ha allanado recientemente el terreno para la definitiva adquisición del portugués BPI. Sólo en el caso de Santander y BBVA la importancia del negocio en el extranjero representa en torno a dos terceras partes del total.
Además, por otra parte, el tamaño del negocio en España no ha dejado de reducirse desde el inicio de la crisis. Como hemos señalado en una nota anterior, su partida principal, el saldo de crédito bancario al sector residente, se ha reducido en cerca de 600.000 millones en este periodo, lo que representa en torno a un 30% de los más de 1,8 billones de euros que representaba entonces la financiación otorgada en el negocio nacional por el sistema bancario.
Esta combinación de negocio bancario creciente en el extranjero y menguante dentro de España es la que está provocando esa notable expansión del primero en términos no sólo relativos, sino también absolutos. Y sin duda este hecho es muy relevante y diferencial para entender la dinámica intrínseca de la banca española (considerada en su conjunto) así como en términos comparativos con la banca del resto de principales países europeos.
Una segunda consideración destacable del proceso de internacionalización de la banca española tiene que ver con la localización geográfica de su negocio en el extranjero. Frente a la presunción de que, como ocurrió en su expansión inicial, ésta podría haberse orientado de forma mayoritaria en Latinoamérica, cabe señalar que la dinámica reciente ha determinado que el peso crítico del negocio de la banca española en el extranjero se concentre en los países con una actividad bancaria más desarrollada y competitiva: Reino Unido y Estados Unidos en este orden. Entre los dos mercados acaparan casi el 45% de la actividad bancaria en el extranjero de la banca española, y si a ellos se le suma la actividad en países del área euro (de forma mayoritaria en Alemania y Francia) dicho porcentaje se eleva hasta el 60% aproximadamente. La actividad bancaria en Latinoamérica “sólo” representa en torno al 25% del negocio (con exposición mayoritaria en Brasil y México), en tanto que dentro del 15% restante destaca como exposición más relevante la de Turquía.
Como reflexión final, señalar que la diversificación internacional de la banca española, además de un signo distintivo de la misma, ha facilitado sin lugar a dudas la digestión de la crisis reciente y, aún hoy, contribuye positivamente a que, considerada globalmente, defina en media niveles de rentabilidad, aunque bajos también, algo superiores a los sus homólogas europeas.  
PD2: Y si quieres acojonarte del todo, no con los bancos, sino con Italia, léete esto que dice el Financial Times:

Italy’s referendum holds the key to the future of the euro

On December 5, Europe could wake up to an immediate threat of disintegration
After Brexit and Donald Trump, prepare for the return of the eurozone crisis. If Matteo Renzi, Italian prime minister, loses his constitutional referendum on December 4, I would expect a sequence of events that would raise questions of Italy’s participation in the eurozone.
The underlying causes of this extremely disturbing possibility have nothing to do with the referendum itself. The most important was Italy’s economic performance since it adopted the euro in 1999. Total factor productivity, the portion of economic output not explained by labour and capital, has fallen in Italy by about 5 per cent since then whereas in Germany and France it went up by about 10 per cent.
The second source was the failure by the EU to construct a proper economic and banking union after the eurozone crisis of 2010-2012 and to impose austerity instead. If you want to know why Angela Merkel cannot be the leader of the free world, look no further. The German chancellor could not even lead Europe when it mattered.
The combination of those two factors are the biggest causes for the incremental rise in populism in Europe. Italy has three opposition parties, all of which favour exiting the euro. The largest and most important is the Five Star Movement, a party that defies the usual left-right classification. The second is Forza Italia, Silvio Berlusconi’s party, which has turned rabidly anti-euro after the former prime minister was forced out of office in 2011. And the third is the separatist Lega Nord. In democratic countries, it is common that opposition parties eventually come to power. Expect that to happen in Italy too.
The referendum matters as it could accelerate the path towards euro exit. If Mr Renzi loses, he has said he would resign, leading to political chaos. Investors might conclude the game is up. On December 5, Europe could wake up to an immediate threat of disintegration.
In France, the probability of a presidential election victory by Marine Le Pen is no longer a remote risk. Of all the candidates that have declared, she is the best prepared. There are some who could beat her, like Emmanuel Macron, the former reformist economics minister, who declared his candidacy on Wednesday. But he may not make it to the final round of the elections as he lacks a party apparatus. If Ms Le Pen became president, she has promised to hold a referendum on France’s future in the EU. If that referendum were to lead to Frexit, the EU would be finished the next morning. So would the euro.
A French or Italian exit from the euro would bring about the biggest default in history. Foreign holders of Italian or French euro-denominated debt would be paid in the equivalents of lira or French francs. Both would devalue. Since banks do not have to hold capital against their holdings of government bonds, the losses would force many continental banks into immediate bankruptcy. Germany would then realise a massive current account surplus also has its downsides. There is a lot of German wealth waiting to be defaulted on.
Can this be prevented? In theory it can, but it would require a series of decisions taken in time and in the right sequence. For starters, Ms Merkel would have to accept what she refused in 2012 — a road map towards a full fiscal and political union. The EU would also need to strengthen the European Stability Mechanism, the rescue umbrella, which is not designed to handle countries the size of Italy or France.
Is this even remotely likely? Think about it this way: if you ask the German chancellor whether she wants commonly-backed eurozone bonds, she will tell you no. But if she has to choose between eurobonds and an Italian exit from the euro, her response may well be different. The answer will also depend on whether you ask before or after the German elections next autumn.
My central expectation, however, remains not a collapse of the EU and the euro, but a departure of one or more countries, possibly Italy, but not France. In the light of recent events, my baseline scenario is now firmly on the optimistic scale of reasonable expectations.
Pero tu tranquilo que Draghi dijo ayer que la deuda italiana es sostenible, Ja, ja!
Y nos rodean, Portugal vuelve a estar regular:
Dimitiendo los banqueros portugueses incapaces de sobrevivir… Y eso que el BCE anda comprando bonos a lo loco en toda Europa… Los bonos españoles ya se les pide una prima de riesgo mayor… Todo lo que ha pasado en los últimos dos años ha sido un espejismo…, un apoyo masivo del BCE que, desde el “whatever it takes” de Draghi, ha intervenido masivamente al mercado de bonos. ¿Hasta cuándo podrá sujetar este loco mercado?
PD3: Somos distintos. Es de Perogrullo, la mentalidad de la gente de mi generación es muy distinta a la de nuestros padres. Y la de nuestros abuelos más aún. No, nuestros hijos no nos ven como ellos, nos ven viejos, al igual que nosotros vemos mayores a nuestros padres, y muy mayores a los abuelos… Y sí, es imposible que podamos ser como nuestros padres, ni que nuestros hijos acaben siendo como nosotros. Aunque hemos convivido muchos años, aunque nos hayamos seguido viendo los fines de semana y hablemos frecuentemente por teléfono, cada generación es distinta. Es un imposible y es ridículo pretender que nuestros hijos sean como nosotros, ni que nosotros, cuando tengamos los años de nuestros padres, seamos como ellos…
Así que ojito con la gente que pretender ser siempre juvenil, ya que acaban siendo auténticos mamarrachos… Hay que contentarse con los años que uno tiene, con la mentalidad que uno ha mamado, y no pretender cambiar la facha, parecer mucho más joven…, cuando ya se ha vivido tanto. El elixir de la eterna juventud no existe, y todas esas cremas, botox y demás pamplinas, destrozan la cara como imagen del alma. Hay cosas más importante que hacer que vivir pensando en uno mismo y su apariencia…