09 marzo 2016

Y los políticos, de miranda...

Ahora le tocan hacer cosas a los políticos. Los bancos centrales no les queda mucho más…, poco pueden hacer más, sino acabar por estropearlo del todo. Lo malo es que los políticos no quieren hacer políticas estructurales, ni presupuestarias, ni fiscales…, ni en España, ni en la UE, ni en todo Occidente. Pierden votos y eso es lo que manda. A nuestros hijos y nietos que les den. Se han acostumbrado a que sean los estímulos de los bancos centrales los que salven, y eso no es cierto, son condición necesaria, pero no suficiente.

Cuando empezó la FED en 2009 con su primer QE, dijo que se devolvería la nueva liquidez creada de la nada… Ahora ya nadie habla de devolver lo que se imprime, es para siempre, o más si hace falta que se siga imprimiendo… Atroz!!!

El fin de la política monetaria y la hora de la política

La política monetaria ha dejado de funcionar y hay que afrontar la génesis de nuestros presuntos males enfocándolos con el prisma adecuado, el de la política no monetaria

IGNACIO DE LA TORRE

Dice Warren Buffet que si la historia fuese el principal factor que nos enseñara a invertir, las personas más ricas serían los bibliotecarios. Lamentablemente, vivimos tiempos tan convulsos y revolucionarios en lo que a política monetaria respecta, que la historia solo nos ofrece una lectura parcial de lo que podemos afrontar en nuestro futuro en función de las decisiones que tomemos los próximos meses. En este artículo defenderé la tesis de que la política monetaria, entendida en términos históricos, ha dejado de funcionar, y que por lo tanto hay que afrontar la génesis de nuestros presuntos males enfocándolos con el prisma adecuado, que es el de la política no monetaria, de cara a encontrar soluciones estructurales.

Tradicionalmente, mediante una bajada de tipo de interés, la política monetaria persigue dos objetivos: primero, 'robar' demanda del futuro y traerla al presente (a través del abaratamiento del precio del dinero) y, segundo, al abaratar el dinero, depreciar la divisa, con lo que se 'roba' demanda del resto del mundo mediante un supuesto incremento de las exportaciones patrias, quitándoselas a otros países competidores.

La política monetaria genera espejismos temporales, pero los problemas estructurales no se arreglan con soluciones temporales

El primer objetivo, el de adelantar demanda futura a presente, se basa en la hipótesis de que la gente reacciona ante una bajada del precio del dinero endeudándose más, invirtiendo y consumiendo. Eso exige una premisa básica, la de que existe demanda de crédito. La demanda puede ser sensible ante las primeras bajadas de tipos, pero llega un momento en que la ausencia de demanda de crédito hace ineficiente la política monetaria. Hoy nos encontramos en esa situación. Así, las empresas invierten a uno de los menores ritmos de la historia, a pesar de tener acceso a capital extremadamente barato, lo que puede señalar más bien incertidumbres sobre la demanda, regulación o fiscalidad futuras, y por estas incertidumbres las empresas no invierten, y no porque el dinero sea barato. Esta incertidumbre no se arregla con política monetaria, sino con política no monetaria. La monetaria genera espejismos temporales, pero los problemas estructurales no se arreglan con soluciones temporales.

El segundo objetivo, el de robar demanda del resto del mundo mediante la depreciación de la divisa, parte de la premisa de que solo un país produce una política monetaria laxa, lo que deprecia la divisa y puede aumentar las exportaciones. El problema reside en que si los países que compiten contra dicho país también llevan a cabo políticas monetarias laxas, entonces la divisa no se deprecia en términos de competidores, y por aquello de que no podemos exportar a Marte, contemplamos con estupor cómo a pesar de la política monetaria expansiva, las exportaciones no reaccionan. Si además se observa cómo los países que no llevan a cabo tal política monetaria expansiva presentan debilidades intrínsecas que provocan una demanda anémica, el resultado es que las exportaciones del país que inició el juego, lejos de subir, pueden hasta bajar. El caso de Japón es el más sintomático: el país no solo llevó los tipos a cero, sino que imprime en yenes el equivalente a unos 700.000 millones de dólares al año (cantidad nunca experimentada en la historia), a pesar de que la depreciación del yen ha visto cómo sus exportaciones no solo no suben, sino que caen.

Si los países que compiten contra dicho país también llevan a cabo políticas monetarias laxas, entonces la divisa no se deprecia en términos de competidores

Los bancos centrales dejaron de ser una correa de transmisión en los mercados de crédito, ya que a pesar de que bajaron los tipos, la demanda de crédito no mejoró. De ahí que se acudiera a políticas de expansión cuantitativa, que pretenden provocar la mejora de la demanda mediante un mecanismo indirecto: al abaratar la rentabilidad de los bonos soberanos, el dinero fluiría hacia activos más arriesgados, lo que deprimiría su rentabilidad, y por lo tanto animaría a las empresas a pedir dinero prestado para invertir. Sin embargo, no solo no se ha conseguido dicha expectativa, sino que se han alimentado peligrosas burbujas en ciertos tipos de activos, burbujas que podrían generar inestabilidad financiera, en especial en un contexto en el que “ya no quedan bonos para comprar”. La volatilidad en los mercados de febrero es un claro síntoma de dicha inestabilidad financiera.

La política monetaria puede resultar muy eficaz en momentos concretos. Posiblemente en el periodo 2008-2010, la FED evitó una gran depresión mediante el empleo exitoso de una política monetaria ortodoxa y no ortodoxa. Sin embargo, ocho años después de aquellos acontecimientos, podemos plantear claramente cómo la política monetaria no ortodoxa se encuentra sometida a la ley de rendimientos marginales decrecientes. Es hora de buscar otras soluciones.

La política monetaria, como han indicado en el pasado los responsables de los bancos centrales de Japón, EEUU y la zona euro, puede encubrir a la política tradicional, y retrasar la toma de decisiones necesarias para tratar los problemas de un enfermo. Hoy ha llegado la hora de afrontar dicha realidad.

Es hora de que afrontemos la realidad y debatamos las reformas estructurales que necesitamos para generar prosperidad, por impopulares que resulten

El crecimiento económico de un país desarrollado depende de cuatro factores. Primero, de la productividad del trabajo, que lleva cayendo desde 1970. Segundo, del crecimiento de la población, que también va menguando como consecuencia de la crisis demográfica. A modo de ejemplo, el año pasado en Japón se vendieron ya más pañales para ancianos que para niños, en Nigeria nacieron más niños que en toda Europa, y en el conjunto de la OCDE el número de trabajadores activos disminuyó por primera vez desde que se tienen estadísticas. Tercero, del excesivo endeudamiento. Cuarto, del ahorro disponible para financiar actividades productivas que queda después de financiar el peso de los crecientes beneficios sociales, en especial las pensiones.

Hoy en día se debate si los bancos centrales deberían acudir al 'helicóptero', metáfora que desarrolló Milton Friedman, y popularizó Ben Bernanke, referente a lanzar billetes desde un helicóptero para que la gente se anime a comprar. En mi opinión, el debate debe orientarse a la política no monetaria. ¿Qué están haciendo los gobiernos para incrementar la productividad, mejorar la demografía, estabilizar la deuda pública y crear el marco para que el ahorro se canalice para la inversión productiva?

Dice un refrán de mercado que no se resuelve un problema de deuda mediante la creación de más deuda. Es hora de que todos afrontemos la realidad y debatamos las reformas estructurales que necesitamos para generar prosperidad, por impopulares que resulten.

Se lo debemos a nuestros hijos.

Abrazos,

PD1: Todos pierden…

Quién gana y quién pierde con los tipos cero

Rentabilidades en los depósitos de dos dígitos y tipos de interés en las hipotecas del 7%. No ha pasado tanto tiempo desde que las entidades financieras desataran una auténtica guerra del pasivo para captar nuevos clientes a través de los depósitos extratipados. Algunas entidades como Caja Madrid o Bankinter llegaron a pagar a sus clientes un 10% y hasta un 11% de interés en un depósito a un mes. Por esa misma época, el euríbor, el índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas que se conceden en España, llegó a marcar una cota histórica del 5,6% en 2008. Mucho ha llovido desde entonces y las remuneraciones de los depósitos son ahora casi nulas e incluso el euríbor logró a mediados de febrero entrar en negativo en su media mensual.

 “Los actuales tipos de interés muy bajos e incluso negativos benefician a quien está endeudado y perjudican a los ahorradores. Estimula e incentiva a endeudarse y desincentiva a ahorrar”, recuerda María Jesús Fernández, investigadora de FUNCAS. Los tipos traspasaron la barrera del 0% cuando en 2014 el Banco Central Europeo (BCE) llevó a negativa la tasa de los depositos, que ya se sitúa en el -0,30% tras el último recorte aplicado por la autoridad monetaria presidida por Mario Draghi el pasado diciembre, con el objetivo de que las entidades financieras, ante ese mayor coste de depositar sus excedentes de liquidez en el BCE, perciban como alternativa más atractiva la concesión de crédito.

Cuando los bancos centrales no solo no remuneran las cantidades depositadas en ellos, sino que cobran, provocan un efecto en cadena de tipos negativos. De hecho, en Europa ya hay varios que aplican tasas negativas al dinero que las entidades dejan aparcado. La facilidad de depósito del banco central sueco está en el –1,10%; la que aplica Suiza, en el –0,75%, y la de Dinamarca, en el –0,65%. Todos ellos superiores a los del BCE.

“El mercado descuenta nuevas medidas expansivas del BCE. Y es más que probable que una de ellas sea precisamente una reducción de nuevo del tipo de depósito de la banca. Nosotros esperamos que sea de 10 puntos básicos hasta –0,4%. Pero también prevemos un aumento de la compra de activos”, explica José Luis Martínez, estratega de Citi en España.

Por su parte, Manuel Villalba, director de renta fija de GVCGaesco, explica que con estas medidas, “la idea es evitar que se pase de una desinflación a una deflación, ya que esta última puede generar una larga recesión como fue el caso de Japón desde el año 1989, cuando explotó la burbuja inmobilaria”.

1- HIPOTECADOS. Rebajas en sus cuotas

Los primeros beneficiados de unos tipos de interés ultrabajos son los hogares y empresas que están hipotecados, ya que su carga financiera es menor. La caída en picado que presenta el euríbor a 12 meses desde hace ya tres años ha rebajado notablemente las cuotas a pagar en las hipotecas referenciadas a ese indicador, que son la mayoría en España (más del 90%). Y está por ver si el euríbor terminará este mes de febrero con una tasa media negativa por primera vez en la historia, lo que seguirá favoreciendo los bolsillos de aquellos que revisen su préstamo. No obstante, los expertos advierten que el margen de rebajas es cada vez menor.

Desde XTB, Jaime Díez, señala que “la previsión es que las nuevas revisiones sigan la tónica de los últimos meses y sean a la baja junto con la caída del euríbor. Sin embargo, estas caídas ya no serán tan cuantiosas y no supondrán un notable beneficio entre los hipotecados”. El experto explica que “al haberse producido ya la mayor parte de la caída, las próximas tendrán un impacto menor, puesto que la diferencia, por ejemplo, entre pagar un 0,01% y un 0,008% es muy pequeña y si adicionalmente sumamos un diferencial fijo, la cantidad reducida tiene menor relevancia”. No obstante, matiza que “cualquier caída es positiva para familias y empresas al darles una mayor renta disponible y reducir sus costes financieros”.

Cabe recordar que no todos los hipotecados se llevan una alegría cuando baja el euríbor, dado que algunos préstamos contratados hace años tienen cláusulas suelo que impiden pagar menos. Y, además, algunos bancos han comenzado a protegerse contra el euríbor en negativo con nuevas cláusulas de tipos cero, de manera que aunque el euríbor más el diferencial arroje un interés negativo, el tipo aplicable nunca será inferior al 0%.

2- CONSUMO. Más dinero para gastar

Con unos tipos de interés prácticamente nulos y unas hipotecas más baratas, la renta disponible de las familias crece y, teóricamente, tienen un dinero extra todos los meses para destinar al consumo y se dinamiza la economía. Eso, siempre que se mantengan los salarios y no haya deflación. Y es que una baja inflación eleva los tipos de interés reales (descontado el efecto de los precios), lo que tiene consecuencias negativas para los que están más endeudados, debido a que el coste de la deuda no baja. Además, puede que los hogares decidan ahorrar en vez de gastar más. Con todo, la renta nacional disponible neta aumentó en el año 2015 hasta 882.8056 millones de euros, aproximadamente un 4% más.

3- ESTADO Y EMPRESAS. Financiación más accesible

“Nunca hubiéramos imaginado que íbamos a pagar al Estado para que nos guarde el dinero, que es lo que ocurre cuando financiamos al Estado a través de la inversión en letras del Tesoro”. Con estas palabras, Valero Penón, director general de Ibercaja Gestión, destaca un hecho insólito que viene sucediendo en las últimas colocaciones y que sitúa al Estado en el grupo de los beneficiados por unos tipos bajos junto con empresas, demandantes de financiación. El experto explica que “ya desde hace años, las empresas, igualmente grandes empresas que utilizan principalmente el canal de financiación de los mercados de capitales, como las pequeñas, que utilizan principalmente el canal bancario, tienen unos tipos de financiación más bajos que nunca en la historia”.

 4- PENSIONISTAS. Intereses reducidos

Los pensionistas se colocan en el lado de los penalizados, ya que los intereses que producen sus inversiones, por lo general de renta fija, acumuladas durante su vida se ven reducidos en gran medida. “También sufren fondos de pensiones y compañías de seguros, ya que suelen estar muy invertidos en papel a largo plazo, bonos del gobierno y cedulas hipotecarias, que hoy ofrecen menor rentabilidad y han encarecido su precio”, recuerda el director general de renta fija de GVCGaesco. En este sentido, Gomez Bada, de Advantage Fuds, subrayan que “si los tipos a los que deben renovar sus inversiones son menores a lo estimado, perderán dinero con las operaciones concedidas en el pasado porque no se alcanzará la rentabilidad prevista”.

5- BANCOS.  Aprender a vivir con tipos bajos

Ya lo advertía el presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, ante sus accionistas en 2015: los bajos tipos de interés “está creando una situación temporal nueva y difícil, que plantea algunas dificultades de gestión para los bancos”. Y es que los tipos nominales de interés tan bajos en todo el mundo estrechan los márgenes de intermediación de la banca. Sin embargo, los expertos se resisten a incluir a los bancos en el grupo de perjudicados. Álvaro García-Capelo, analista de XTB, destaca que algunos bancos comerciales se las ingenian para captar capitales de empresas con recursos excedentes de tesorería con la creación de nuevos productos o su colocación en repos, activos respaldados de bajo riesgo y rentabilidad”.

6- AHORRO CONSERVADOR. El depósito, en horas bajas

El depósito, producto estrella por excelencia no hace tantos años gracias a la batalla campal que mantenían las entidades por captar pasivo, no atraviesa por su mejor momento. Y es que en los últimos años ha habido un goteo a la baja de las rentabilidades que han venido pagando los bancos hasta quedarse más cerca del cero, debido a la política de bajos tipos de interés puesta en marcha por el BCE. El ahorrador conservador, al que van dirigidos estos productos sin riesgo, es el gran daminificado por este entorno. Álvaro García-Capelo, analista de XTB, dice que “desde hace tiempo, los ahorradores son conscientes de que sus depósitos no va a rendir prácticamente, lo que hará de manera indirecta que los inversores acudan a activos más rentables, aunque eso sí más arriesgados”.

Y es que, en la actualidad, rentabilizar el ahorro en productos sin riesgo se ha convertido en misión imposible. En este sentido, Valero Penón, director general de Ibercaja Gestión, considera que “con los depósitos bancarios tendentes a cero y los activos de deuda pública a corto plazo en terreno negativo, el ahorrador con un perfil conservador está abocado a unos rendimientos mínimos”.

Desde la gestora aragonesa, el experto cree que el ahorrador que aspire a rendimientos de entre el 2% y el 3%, considerados normales hace unos años en activos de muy bajo riesgo, “implica necesariamente asumir mayor riesgo, bien alargando de forma importante los plazos de inversión (bono a diez años español ofrece el 1,7%TAE), bien invirtiendo en renta fija high yield con un mayor riesgo o diversificando hacia los mercados de renta variable con una visión de medio plazo”.

Por su parte, Juan Gómez Bada, director de Inversiones de Avantage Fund , considera que, ante la falta de alternativas razonables y la ausencia de inflación, muchos ahorradores conservadores decidirán dejar el dinero inactivo lo que supondrá que habrá menor canalización del ahorro hacia la inversión

PD2: : Por muy cansados que estemos, hay que tener mucho cuidado con lo que decimos, sobre todo, a nuestros hijos. Mira lo que cuentan aquí:

No siempre somos conscientes de las repercusiones que puede tener lo que decimos. Por eso, es importante que revisemos la forma que tenemos de comunicarnos con nuestros hijos y veamos qué expresiones utilizamos más.

Mensajes nocivos:

1.            “Estoy harto/a de ti”.

2.            “Eres incapaz de hacerlo”.

3.            “Aprende de tu hermano/a”.

4.            “Me matas a disgustos”.

5.            “Siempre estás molestando”.

6.            “Cada día te portas peor”.

7.            “No sé cuándo aprenderás”.

8.            “Así no llegarás a nada”.

9.            “Fuera de mi vista”.

10.         “No te aguanto”.

Mensajes inspiradores:

1.            “Me siento orgulloso/a de ti”.

2.            “Estoy seguro/a de que lo harás”.

3.            “Vemos que te has esforzado”.

4.            “Comprendo lo que te pasa”.

5.            “Dime qué te preocupa”.

6.            “Seguro que mejorarás”.

7.            “Te felicito”.

8.            “Conseguirás lo que te propongas”.

9.            “Me gusta estar contigo”.

10.         “Te quiero”.