15 octubre 2015

seguimos incumpliendo el déficit público

Seguimos gastando más de lo que ingresamos, seguimos con déficit primario positivo… ¿Hasta cuándo? Hay que ajustar más el gasto, aunque sea impopular, y subir impuestos, pero no mola que hay elecciones. Y sobre todo, reducir los gastos del Estado, lo superfluo, lo innecesario, pero eso no es para los políticos y tal…
Ya tenemos a nuestra disposición los datos del déficit de las administraciones públicas para la primera mitad del año. Las noticias no son todo lo malas que esperábamos. Aunque parece claro que volveremos a incumplir nuestros objetivos, el déficit sigue su senda descendente. Dados los datos hasta junio, y suponiendo que la segunda mitad del año se comporte como en 2014, el déficit ha descendido medio punto porcentual del PIB. Cerró el 2014 rozando el 5,8% y ya se encuentra por debajo del 5,3%. Todo esto gracias al comportamiento de la Administración Central y las Locales, que se están acercando más a sus objetivos para el año. Por otro lado, las CCAA y la Seguridad Social siguen alejadas de sus metas y no hay indicios de corrección.
A simple vista las noticias son algo mejores si tenemos en cuenta los datos de julio. Principalmente destaca el buen comportamiento de la Administración Central (y en particular del Estado) cuyo déficit en julio ha sido de 2.500 millones, inferior al registrado en julio de 2014, permitiéndole quedarse cerca del objetivo marcado del año. No obstante, esta cifra hay que tomarla con mucha cautela por dos motivos: Primero: se incluyen 363 millones del impuesto sobre depósitos que el año pasado se contabilizaron en diciembre; y, segundo: comparada con 2014, la liquidación con las corporaciones locales ha supuesto 1.438 millones adicionales para el Estado que, consecuentemente, tendrá su efecto negativo en éstas.
Si bien el reparto de culpas es algo subjetivo, ya que hay razones para pensar que la participación de objetivos de déficit entre las cuatro administraciones ha seguido directrices más políticas que económicas, el aspecto más positivo de los últimos datos es que las AAPP en su conjunto han conseguido controlar el gasto público. En particular, en lo que llevamos de 2015, a pesar de que el gasto público en términos nominales ha aumentado un 0,8%, cuando lo comparamos con el PIB vemos como ha caído 0,5% puntos del PIB.
A la luz del comportamiento del gasto, alguien podría pensar que la estrategia del ejecutivo de consolidar nuestras cuentas fiscales por la vía del gasto es la acertada. Pero como la recaudación apenas está subiendo como porcentaje del PIB, este camino nos está conduciendo a un incumplimiento de nuestros objetivos. Desde nuestro punto de vista, y tal como hemos defendido en múltiples ocasiones, concentrarse en reducir el gasto sin intentar aumentar la recaudación no es la estrategia más acertada para lograr el equilibrio de nuestras finanzas públicas. Nuestro argumento es simple. Por un lado, el gasto público como porcentaje del PIB de nuestras AAPP es comparable con el de otros países con estados del bienestar similares. Pero esto no ocurre con el ingreso, que se encuentra muy por debajo de la media. O dicho de otra forma, existen países con presión fiscal baja y estados del bienestar pequeños, y países con estados del bienestar grandes y con presiones fiscales altas. España no es ni lo uno ni lo otro. Y, como economistas podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que no es posible vivir en un país con un sistema de bienestar grande, con la presión fiscal de los países que tienen un sistema de bienestar pequeño. Debemos elegir entre reducir el sistema del bienestar o aumentar la presión fiscal. Éste es el debate que deberíamos tener y que ninguna fuerza política de las que se presentan a las próximas elecciones se atreve a plantear. Hasta que no decidamos qué camino tomar, desmantelar programas del estado del bienestar o aumentar la recaudación, no seremos capaces de solucionar nuestra crisis fiscal.
Este año, es muy probable que consigamos cerrar el año con un déficit ligeramente por debajo del 5%. Alguien podrá pensar que no es un mal dato dadas las cifras de donde veníamos. Pero con la estrategia actual no se conseguirá volver al equilibrio fiscal. El problema es que cualquier solución al problema, desmantelar programas del estado del bienestar o aumentar la recaudación, es impopular políticamente y eso retrasa la toma de decisiones. Sin ir más lejos, los presupuestos presentados para el 2016, nos vuelven a desviar de nuestros objetivos al presentar un escenario de ingresos muy optimista, seguramente para justificar la ausencia de nuevos recortes. El principal ejemplo de lo que decimos lo vemos en los ingresos por cotizaciones de la Seguridad Social. En el año 2015, se presupuestó una subida del 8%, y en lo que llevamos de año apenas han subido un 0,5% en términos de Contabilidad Nacional. Pero para el año 2016, para seguir con la senda de la reducción del déficit, los presupuestos apuestan por una subida de las cotizaciones del 7% sobre el presupuesto de 2015. Es decir, estamos hablando de una sobreestimación aproximada de ingresos de no menos de 12.000 millones. No es de extrañar que, ante esta estimación tan optimista de los ingresos, la Comisión Europea y el FMI hayan advertido que tendrán que ser revisados después de las elecciones. Ojalá ese sea el momento de tomar el toro por los cuernos y resolver de una vez por todas esta crisis fiscal que ya dura demasiado.
Abrazos,
PD1: En año electoral ya sabemos lo que se hace, se pasan gastos de este ejercicio al siguiente, para cumplir, y el que venga detrás que arree…

¿RECUPERACIÓN ECONÓMICA? DE LOS DATOS OBJETIVOS AL RELATO ELECTORAL

Pasadas las elecciones catalanas nos adentramos en el tercer y definitivo proceso electoral del año. Y con él vuelve “la economía” y la (¿percibida? ¿supuesta?) superación de la crisis como marco deseado del gobierno para la defensa de su gestión.
Aunque se aprecia un contexto internacional de desaceleración y más sensible a los riesgos financieros, existe consenso en que esa percepción no va a afectar decisivamente a las buenas previsiones para 2015 y 2016. FUNCAS sigue esperando un crecimiento para 2015 en torno al 3,2%, una décima porcentual menos que en las anteriores previsiones y ajusta también a la baja las previsiones del PIB para 2016 hasta el 2,8%.
El empleo sigue creciendo fuertemente a una tasa similar a la del PIB, en torno al 2,9% en 2015 y un 2,5% en 2016. Por un lado, significa, según FUNCAS, alrededor de 500.000 nuevos empleos anuales medidos en sus equivalentes a tiempo completo; por otro, que la productividad permanece plana, con un ascenso insignificante del 0,2% en 2015 y del 0,1% en 2016
Hasta aquí los hechos más relevantes que los expertos despliegan en sus múltiples facetas. Es obvio que la mejora se ve impulsada por un cambio de coyuntura excepcional (inyección permanente de dinero por el BCE que mantiene bajos los tipos de interés y fuerte descenso de los precios del petróleo, especialmente). También, que responde a la forma histórica de proceder de la economía española: más elástica que ninguna ante los cambios de ciclo, con sus ajustes siempre volcados en el empleo, capaz de hundirse en el paro antes que nadie pero también de crear empleo con más vigor, cuando el ciclo cambia.
Pero nada de eso importa realmente ante un escenario electoral. Fuera de los análisis de fondo, al margen de la “razón económica”, lo que importa es el relato que se impone ante los ciudadanos. En esencia, si “los sacrificios” merecían la pena, si los ajustes eran necesarios, si el gobierno nos ha salvado de la crisis o si, por el contrario, solo ha navegado sobre ella por el camino más cómodo para los poderosos y más duro para los ciudadanos; si ha aprovechado para hacer las verdaderas reformas que España necesitaba o se ha limitado, realmente, a provocar por todos los medios la devaluación de los salarios.
El relato de la austeridad necesaria
Paul Krugman resalta que la victoria de Cameron en las elecciones celebradas en el Reino Unido hace unos meses fue, simplemente, una consecuencia directa del éxito del relato de la austeridad necesaria, interiorizada como certeza por la ciudadanía, y que los socialdemócratas no quisieron o supieron combatir.
El mismo relato lo sufren ahora, con la insistencia repetitiva del que el mainstream mediático sea capaz, los ciudadanos de Portugal y España. Noticias y comentarios, debates y titulares, insistirán que los Gobiernos socialistas que dirigieron esos países hasta 2010 y 2011 fueron irresponsables al gastar mucho más de lo recaudado. Ese derroche fiscal provocó la crisis económica de 2008-2009 y obligó a los conservadores Cameron, Passo Coello y Rajoy a imponer medidas de austeridad y grandes sacrificios que han fabricado el crecimiento actual.
Obviamente, ya casi nadie recuerda que antes de la crisis no había en esos países derroche fiscal ni el tamaño de la deuda y el déficit eran un problema. Fue la crisis, un fenómeno mundial generado por bancos privados sin control, y la entrada de funcionamiento de los llamados estabilizadores automáticos, (seguro de desempleo, descenso de ingresos públicos por hundimiento de la actividad) y no las políticas discrecionales de gasto, los que provocaron los desequilibrios de las cuentas públicas. Y, del mismo modo, si la austeridad no era la respuesta a los vicios públicos, la recuperación no se ha producido como consecuencia de esas políticas sino, justamente, porque se han aliviado o interrumpido.
Efectivamente, el gobierno no está aplicando ahora políticas de austeridad. En lo que va de año el gasto público ha aumentado un 1,8% empujado por el relajamiento fiscal y los contratos vinculados al ciclo electoral. Por ello, la mayoría de los participantes en el panel de previsiones que sintetiza FUNCAS considera que la política fiscal es expansiva en relación a la situación de la economía española y que, a pesar del incremento en los ingresos, se incumplirán los objetivos de déficit. Y es por ello, que en el Programa de Estabilidad remitido por el gobierno a Bruselas, se acentúan las medidas de austeridad y recortes desde 2016.  
Es verdad que crece el empleo, casi un 3,7% en el segundo trimestre, pero la remuneración por asalariado se redujo un 2,3%. En ese contexto, el tirón que experimenta el consumo, un 3,7%, sólo puede deberse al incremento de la renta disponible que está provocando el descenso del precio del petróleo.
Al tiempo, la deuda pública sigue creciendo y, como destaca el Mº de Economía en una reciente publicación, también crece la deuda exterior público-privada del país (85.500 millones en 2014, después de que en 2013 lo hiciera en 50.600 millones). Y lo peor es que aumenta también en términos relativos con el PIB alcanzando el 106% del PIB, lo que indica que para generar una unidad de PIB necesitamos endeudarnos en una cifra superior o, lo que es lo mismo, que el dinero que se pide prestado se gasta en destinos no suficientemente productivos, lo que ya pasaba en el reciente periodo de la burbuja.
Motivos hay, por tanto, para dudar del éxito de la política económica del gobierno. Por ello, lo preocupante es cómo ese “relato económico victorioso”de la austeridad se impone. O, en palabras de Krugman, cómo se impone “el triunfo de lo irreflexivo”, en todo el mundo.
PD2: Somos unos machos…, y pasamos de lo que nos digan.
Gastamos en 2014 la barbaridad de 60.128 millones de euros más de lo que ingresamos, ¡cojonudo!
Y los objetivos a futuro son un brindis al sol… ¿Cumpliremos pues? Ni de coña…, sobre todo, si no se hace nada.

Bruselas advierte de que España dispara el déficit estructural en lugar de reducirlo

A pesar de que el Gobierno de Rajoy haya recortado el déficit a la mitad, la Comisión Europea le reprocha la falta de esfuerzos estructurales.
A pesar de que el Gobierno español haya recortado el agujero presupuestario a la mitad, los técnicos de la Comisión Europea le reprochan la falta de esfuerzos a la hora de atajar el llamado déficit estructural, ése en el que se neutraliza el efecto del ciclo económico sobre las cuentas públicas y que, por consiguiente, no tiene en cuenta el impacto de la crisis. Pese a que se había contraído el compromiso de rebajar ese déficit en 0,8 puntos en 2015 y 1,2 puntos en 2016, el Ejecutivo de Mariano Rajoy no va a reducirlo. Es más, según los cálculos de Bruselas lo va a subir, dejándolo a finales de 2016 siete décimas por encima de 2014.
A juicio de los analistas de la Comisión, el déficit estructural se situará al cierre de 2016 en el 2,5 por ciento del PIB, siete décimas más que el 1,8 por ciento del PIB registrado en 2014. Lo que significa que la consolidación fiscal está descansando en la recuperación del ciclo e iniciativas puntuales, no en medidas estructurales y por lo tanto con carácter permanente. Es decir, a poco que se revertiese el ciclo, el déficit en parte retornaría si se atiende a las proyecciones que elaboran los hombres de negro. A todas luces, parece que la bajada de impuestos y la subida de salarios en el sector público están erosionando el esfuerzo de ajuste estructural.
En el plan presupuestario que el Gabinete de Rajoy ha remitido a Bruselas se alega que el desfase estructural disminuirá en 0,7 y 0,5 puntos del PIB en 2015 y 2016, respectivamente. Sin embargo, la Comisión rectifica estas cifras porque considera que hay una serie de medidas que ha tomado el Gobierno que aumentan el déficit y que no se pueden calificar de puntuales o 'one off', así que hay que contabilizarlas como estructurales y con un impacto permanente en las cuentas.
La bajada de impuestos y la subida de salarios en el sector público están erosionando el esfuerzo de ajuste estructural
Y entre ellas el Ejecutivo comunitario señala especialmente tres: la tarifa plana cuyo coste asciende a los 1.000 millones, el adelanto de la rebaja de impuestos que se estima en unos 1.000 millones y la devolución de la paga extra que precisará de un desembolso de otros 2.000 millones de euros.
Una vez sustraídas esas rúbricas del cálculo de déficit estructural, la Comisión concluye que en realidad este desfase se corrige en 0,2 puntos en 2015 y permanece igual en 2016. Sin embargo, esos números responden a las cifras que produce el Gobierno. La Comisión en cambio elabora sus propias cuentas y el resultado es que el déficit estructural empeora en cinco décimas en 2015 y en dos décimas en 2016. De modo que el desfase estructural engordará en siete décimas en total entre este año y el que viene, alcanzando el citado 2,5 frente al 1,8 anotado en 2014. Casualmente o no, esas siete décimas que se deteriora el déficit estructural coinciden con el coste de la rebaja fiscal de Montoro, valorada en el entorno de los 7.000 millones de euros.
¿Y a qué se debe esas diferencias de criterio? Básicamente discrepan sobre el crecimiento potencial de la economía. La Comisión le brinda a España un déficit estructural mayor porque considera que la capacidad de crecimiento de la economía es algo menor de la que valora el Gobierno, si bien reconoce que puede no estar midiendo todo el esfuerzo fiscal por hasta tres razones: el momento del ciclo que toma como año base; que no contabiliza los controles que se han puesto al acceso a la prestación por desempleo o el hecho de que no tenga en cuenta que hay parados de larga duración que están recibiendo un subsidio de 400 euros.
En cualquier caso, la previsión de incumplimiento hace que España tampoco alcance en 2016 el llamado superávit primario, esto es, el superávit tras descontar el capítulo de los intereses de la deuda, muy importante porque implica que se estabiliza el endeudamiento y que los intereses se pagan solos con el crecimiento. De acuerdo con las predicciones comunitarias, éste se situará todavía en un -0,6 por ciento del PIB y no en el 0,1 que prevé el Ministerio de Hacienda. De cumplirse este augurio, nuestro país seguiría ostentando el estigma de ser el único de toda Europa que aún no lo ha logrado.
De acuerdo con las estimaciones de la Comisión, España será el único país de toda la UE que en 2016 todavía no haya conseguido el superávit primario
Para explicarlo en pocas palabras, los ingresos por cotizaciones se están quedando por debajo de lo esperado, se han bajado impuestos y se han subido salarios de los empleado públicos. Es decir, por esa parte el déficit no se está corrigiendo. Por el contrario, la recaudación tributaria marcha a buen ritmo y el gasto en paro e intereses cae. Sólo que estas mejoras obedecen a una condición cíclica y, en consecuencia, no suponen un ajuste estructural. De ahí que el déficit estructural en realidad esté empeorando. Además, todo apunta a que en 2016 esos elementos no compensarán lo suficiente las desviaciones de otras partidas. De modo que el Gobierno ha tenido que fijar en su plan enviado a Bruselas medidas con las que lograr ahorros. Y estas iniciativas se han centrado en el gasto de las Comunidades y las entidades locales.
Sin embargo, el Gabinete de Rajoy no las ha concretado todo lo que las instituciones europeas quisieran. En opinión del Ejecutivo comunitario, no se justifican ni los ahorros en sanidad y de la reforma local, ni los ingresos por la lucha contra el fraude, las ventas de activos o las concesiones. Se estima que la tarifa plana costará más de lo previsto y que el gasto en personal repuntará más de lo planeado. Por no hablar del impuesto a las transacciones financieras paneuropeo, que el Gobierno introduce pero que la Comisión no admite por no estar ni siquiera aprobado.
PD3: Y nos obsesionamos con estos datos de ingresos tributarios comparativos, en porcentaje sobre el PIB:
Ya que piensan que pueden grabar más a la gente, sacarles las hijuelas de donde sea…, y eso que se vende la idea de que bajan los impuestos…, pero se olvidan decir que lo que baja por un lado se pilla en tasas y otros…
PD4: Y la gente, los inversores, no son tontos y se enteran. ¿Por qué justo en los dos últimos años (2014 y 2015) que andamos rebotando y creciendo el PIB más de un 3%, saliendo de la crisis como cuentan los políticos, la bolsa no se entera? Porque los inversores saben que es un rebote desde una muy baja base de PIB que se alcanzó tras 5 años de recesión y que el crecimiento potencial español es muy limitado, amén del doble déficit (público y externo) y de los problemas de secesión y de la política española… que no hace los deberes en reformas estructurales.
Evolución del Ibex en los dos últimos años de fuerte crecimiento del 3%:
El Ibex en toda la legislatura, desde el pánico de 2012 hasta ahora: Mercado muerto, lateral, sin tendencia…
Y si cogemos más perspectiva y vemos muchos años, el resultado es desastroso, salvo los años de emergencia, de tirón económico sostenible y recurrente que fueron la década de los 90, donde la bolsa multiplicó por 6 en 8 años:
El resto, desde el año 2000, el Ibex ha sido caquita de la vaca… Parece que sólo sube cuando se emerge, cuando hay flujo de inversión extranjera e inversión en infraestructuras, como en los emergentes…
PD5: Mira que bien lo decía Pio Baroja:
PD5: El trastorno de nuestra generación no es la de los hijos, sino la de sus padres. Por comodidad y desidia, hemos formado pequeños monstruos. El fracaso de un padre comienza el día en que, por comodidad, no le dice un NO necesario a un hijo. El egoísmo paterno convierte a los hijos en víctimas de sus caprichos.