19 octubre 2015

¿cómo ahorrar para pagarme mi pensión?

Parece que es claro, hay que ahorrar ya que no va a ser suficiente lo que nos quede de la pensión pública…

¿Cómo ahorrar para mi jubilación?

Una guía práctica. El pasado 5 de octubre se celebró el día de la Educación Financiera, un momento ideal para recordar lo que hoy es una evidencia: la necesidad de ahorro. “Existe un importante déficit de ahorro de cara a la jubilación. Es evidente que cada vez las personas viven más y los ahorros que hay no se están adecuado a esa esperanza de vida. La necesidad de incrementar las dotaciones a fondos de pensiones es generalizada. Esto no es algo exclusivo de España
También afecta a Estados Unidos y al resto de países desarrollados. Es necesario hacer ver a la gente que tiene que ahorrar a largo plazo. Ese es uno de los grandes retos que afronta la industria de gestión de activos”, aseguraLuis Ojeda, responsable de Deutsche Asset; Wealth Management para Iberia en una entrevista a Funds People. Pero no solo del sector.
Los asesores financieros también tienen su parte de responsabilidad en su tarea de formar al cliente. Según Sophie del Campo, directora general de Natixis Global Asset Management para Iberia, Latinoamérica y EE.UU. offshore, contribuir a la educación financiera de los clientes es uno de los principales y más importantes desafíos de los asesores en la actualidad. “El reto para los asesores financieros es ofrecer a sus clientes herramientas adecuadas para comprender sus inversiones y tomar mejores decisiones. Además, deben ofrecer soluciones adecuadas a las nuevas exigencias de los inversores, que necesitan ayuda y formación a la altura de sus aspiraciones financieras. El conocimiento es poder y transmitirlo la clave del éxito de profesionales e inversores”, explica. Y ahí hay queda mucho por hacer.
"La crisis financiera ha puesto de manifiesto la necesidad de adoptar un nuevo enfoque de inversión que permita a los inversores asumir la volatilidad del mercado con confianza y aprovechar las oportunidades que se presenten sin perder de vista que una cartera debe construirse para durar a largo plazo y, en última instancia, alcanzar la etapa de jubilación con una seguridad financiera suficiente que permita no perder calidad de vida", explica Del Campo. En su opinión, lo más importante es que los inversores no se centren en lo que hacen los mercados. "Cada uno debe hacer balance de los recursos con los que cuenta y crear su benchmark personal. La receta del éxito pasa por mirar más allá de un fondo en concreto: hay que establecer objetivos de inversión personales, teniendo en cuenta cuántos recursos se deben destinar para conseguirlos y la cantidad de riesgo que deben asumir en el camino para tener éxito".
El desconocimiento de los jóvenes en materia de jubilación es exageradamente alto
Sin embargo, el desconocimiento de las generaciones jóvenes sobre la necesidad de ahorrar de cara a la jubilación sigue siendo brutal y evidencia un escaso conocimiento del colectivo sobre esta materia. Así lo revela el último informe del Instituto Aviva que indica, por ejemplo, que el 53% de los españoles no sabe que el periodo mínimo de cotización para recibir una pensión pública es de 15 años. No es lo único que ignoran. El 70% desconoce si el Fondo de Reserva de la Seguridad Social y la ‘hucha de las pensiones’ son lo mismo y el 43% no sabe si la inflación afectará a la cuantía de las pensiones. Según el estudioPreparación para la Jubilación de 2015 realizado por Aegon a nivel mundial, los jubilados actuales aconsejan a las generaciones futuras ahorrar y contratar un plan de pensiones complementario para poder disfrutar de un retiro cómodo.
Concretamente, en el caso de España, el 66% de los jubilados recomienda a las generaciones futuras no confiar el bienestar económico de su retiro en las prestaciones públicas bien ahorrando mensual o anualmente para esa etapa, bien contratando un plan de pensiones privado que garantice una fuente complementaria de ingresos. Y es que la fotografía que se atisba de cara al futuro es tan preocupante que debe invitar, como mínimo, a la reflexión. Hugh Prendergast, director estratégico de producto de Pioneer Investments, la esbozó en el reciente evento celebrado por la gestora en Dublín. Según explica, en el mundo hay cinco tendencias que conducen irremediablemente a la conclusión de que el inversor debe pensar desde joven en esta cuestión ante la necesidad que tendrá de complementar su renta. Tres de dichas tendencias son estructurales.
Los desafíos que harán necesario complementar la renta
1. El desafío demográfico. “La pensión pública podría no ser suficiente en el futuro. Durante las últimas décadas, el número de trabajadores por pensionista a nivel mundial se ha ido reduciendo, hasta el punto de que se calcula que en 2050 la proporción sea de cuatro trabajadores por pensionista (en 1980 el coeficiente era de diez a uno). Es decir, la población de la tercera edad será respaldada por menor población activa, lo que haría que el sistema de pensiones público estuviese bajo presión.La población vive más tiempo y los pensionistas no podrán esperar el mismo nivel de ingresos del Estado”.
2. El desafío que supone la gigantesca montaña de deuda pública. “La deuda pública en los países desarrollados se ha convertido en un lastre. La crisis financiera global ha provocado caída del crecimiento económico y aumento de la deuda pública. Los gobiernos tendrán que desapalancarse, lo que ejercerá presión sobre las pensiones y la sanidad, lo que hará que los pensionistas necesiten más fuentes de renta”.
3. Aumento de la regulación. “La mayor regulación hará que los sectores de seguros y pensiones sean más adversos al riesgo. Esto supondrá menores ingresos para los pensionistas. Cambiar de beneficio definido a contribución definida derivará en una transferencia del riesgo a los empleados, lo que significa que los inversores tendrán más responsabilidad para sus jubilaciones. Un nivel de renta insuficiente haría que los pensionistas pudiesen ver su patrimonio caer drásticamente”.
4. Los otros dos desafíos que señala Prendergast no son estructurales, sino cíclicos. El primero hace referencia al desempleo juvenil. “La debilidad económica ha generado un alto paro juvenil, especialmente en Europa. Muchos jóvenes siguen viviendo con sus padres en edad adulta, lo que supone un lastre para las finanzas familiares”. El último que menciona el experto es la menor crecimiento de la renta disponible. "Todos ellos son factores que apuntan a la necesidad de generación de rentas sostenibles y a la demanda de este tipo de productos, ya que la población necesita complementar su renta antes y después de la jubilación”, afirma.
La belleza del interés compuesto
Esta necesidad de búsqueda de carteras con baja volatilidad que ofrezcan una renta no es nueva. Hace 60 años se hacía lo mismo. De hecho, el origen recae en las viudas británicas. La inversión en rentas comenzó a utilizarse en los años 50 para crear una cartera de acciones, bonos y otros activos que generasen el suficiente dinero para que una viuda pudiese pagar las facturas, mantener la casa y educar los hijos sin el cabeza de familia. El objetivo no era enriquecerse, pero sí hacer todo lo posible para lograr un cierto nivel de ingresos recurrentes que permitiesen mantener el nivel de vida. Pero… ¿por qué las rentas (dividendos, cupones…) constituyen un elemento tan importante de la rentabilidad total? La respuesta está en el interés compuesto.
Según explican en Fidelity, la belleza del interés compuesto reside en que, cuanto más tiempo se mantiene una inversión, mejores resultados proporciona (ver gráfico). “Con independencia del horizonte temporal del inversor, conviene invertir regularmente una determinada cantidad de dinero en un fondo, por ejemplo cada mes o cada trimestre. Este enfoque se conoce con el término coste medio ponderado. Aunque no asegura un beneficio ni protege frente a caídas en los mercados, sí ayuda a evitar invertir en un único momento dado, lo que reduce el coste medio de las suscripciones en sus fondos”. A pesar de que pudiese parecer ilógico, es importante mantener las inversiones incluso en periodos de corrección, ya que los precios de los activos son más bajos y se podrían beneficiar de un rebote. “Los inversores deberían siempre revisar su cartera cada cierto tiempo y modificarla, en caso necesario”, explican desde la gestora.
Mucho ánimo, abrazos,
PD1: El déficit de la Seguridad Social es muy preocupante…
Algo pasa con nuestras pensiones. Durante los debates parlamentarios sobre el Presupuesto para 2016, tanto el secretario de Estado de la Seguridad Social, como el ministro Montoro, han dicho que las cotizaciones sociales ya no aportan suficiente dinero como para pagar todas las pensiones existentes. Por ello, han sugerido concentrarlas en financiar solo las pensiones contributivas de jubilación para que otras pensiones, como viudedad y orfandad, dejen de estar financiadas, como hasta ahora, con cargo a las cotizaciones para pasar a estarlo directamente con los impuestos generales.
La verdad es que no hace falta ser alto cargo del Gobierno para saber lo que pasa. En 2014 la Seguridad Social cerró con un déficit cercano a los 11.000 millones de euros y en lo que llevamos de año, ya ha doblado su déficit parcial. Además, desde 2012 el Gobierno ha tenido que recurrir al Fondo de Reserva, la conocida como hucha de las pensiones, para gastar 43.000 millones de euros, dejándolo a la mitad del nivel con que se lo encontró. Todavía más, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) dice, en su reciente informe que «existe un alto riesgo de desviación del objetivo (de déficit) de 2016 de los Fondos de la Seguridad Social» pudiendo hacerlo en más de un punto porcentual.
¿Cómo puede estar ocurriendo esto cuando, en menos de tres años, hemos tenido en España dos reformas profundas de la Seguridad Social? En 2011, el Gobierno socialista aumentó el número de años para el cómputo de la pensión (de 15 a 25 años) y la edad de jubilación fue ampliándose paulatinamente hasta los 67 años. Luego, el Gobierno de Rajoy, en marzo de 2013, dio otra vuelta de tuerca introduciendo otros dos elementos adicionales de gran calado: abandonó la inflación como criterio de revalorización anual de las pensiones y lo sustituyó por un Indice de cálculo sofisticado pero que incluye la evolución de los ingresos del sistema y que sitúa la revalorización en una banda entre un mínimo del 0,25% y un máximo del IPC+0,50; en segundo lugar, aprobó el Factor de Equidad Intergeneracional (que todavía no se ha aplicado) en base al cual se introduce la esperanza de vida en el cálculo inicial de la pensión.
Ambas reformas juntas han significado un importante cambio en los parámetros que definen nuestro sistema de pensiones con un objetivo común: hacerlo sostenible a base de reducir su «generosidad» entre lo que se aporta durante la vida activa y lo que se recibe al entrar en la jubilación. Estas reformas profundas tendrán un impacto mayor sobre las cuentas del sistema a medio plazo y han sido una respuesta al fenómeno del envejecimiento de la población que amenaza con situarnos en 2059 con el doble de población jubilada que ahora (17 millones frente a 8,5), con menos población en edad activa que ahora (30 millones por 31).
"Los problemas derivan de la política de empleo y de los efectos negativos de la reforma laboral"
Los problemas actuales de la Seguridad Social que han llevado al Gobierno a sugerir la imperiosa necesidad de incorporar fuentes complementarias de financiación provenientes de impuestos generales para financiar pensiones contributivas son, sin embargo, de otro origen. Tienen más que ver con la evolución de la crisis económica (paro) y el impacto de la reforma laboral sobre los ingresos del sistema. De hecho, en el citado informe de la AIReF se señala como responsable del incremento previsible del déficit de la Seguridad Social en 2016 «la dificultad de alcanzar las previsiones de ingresos» ya que «el cálculo de gasto en pensiones parece bien aquilatado» tras el cambio de índice de revalorización.
Este fenómeno no es nuevo. Acuciado por presentar unos objetivos de déficit público ante Bruselas, el Gobierno ha ido sobreestimando, en los últimos años, los ingresos presupuestarios previstos por cotizaciones sociales. Pero aún así, lo llamativo no es que se hinchen los ingresos ya que eso dura hasta que la realidad pone la cifra en su lugar. El problema relevante es que el número de cotizantes afiliados está creciendo más que los ingresos por cotizaciones. En 2014, por ejemplo, los afiliados subieron un 3,4%, mientras que los ingresos apenas si lo hicieron un 0,8%. Dicho de otra manera, la cotización media de los nuevos cotizantes es mucho más baja que en otros momentos y muy por debajo de la media histórica. Cuándo, en paralelo, los gastos en pensiones suben más, por el mayor número de pensionistas que se incorporan y la mayor cuantía de la pensión media cobrada, entonces el déficit está servido y con él la disminución de la hucha.
¿Por qué está bajando la cotización media de los nuevos afiliados? Por las cuantiosas bonificaciones al empleo, dado el elevado nivel de paro existente y por la precariedad generalizada en que nos estamos instalando como consecuencia de la reforma laboral del Gobierno Rajoy. La inmensa mayoría de los nuevos cotizantes a la Seguridad Social, cuyo número vuelve a aumentar desde 2014, gana muy poco salario (trabajadores pobres), trabajan muy pocas horas, o sólo lo hacen de forma temporal. Con esas escuetas bases de cotización a corto plazo los nuevos afiliados no contribuyen todo lo necesario a financiar el sistema de pensiones y a largo plazo, están configurando unas carreras débiles e irregulares que auguran pensiones muy bajas cuando se jubilen.
Los actuales problemas para financiar nuestras pensiones derivan de la política de empleo y de los efectos negativos de la reforma laboral. Quienes hemos propuesto con anterioridad desacoplar pensiones contributivas de cotizaciones para dar entrada a nuevas fuentes impositivas de financiación que capturen mejor la riqueza global del país (en 2059 se prevé una renta per cápita que multiplicará a la actual por 2.4), lo hacíamos pensando en poder, con ello, bajar cotizaciones y favorecer la creación de empleo abaratando la contratación laboral no salarial. En ningún momento pensamos en hacerlo para resolver los problemas derivados de una política económica y laboral cuyas deficiencias se constatan a gran velocidad. No conviene mezclar problemas a corto plazo con reformas a largo. Porque las causas, responsabilidades y tiempos de actuación difieren mucho.
PD2: Es la demografía, estúpido…
 “I feel sorry for people that have clung to fixed-dollar investments” – Warren Buffet, 2013
Estas palabras las pronunció el oráculo de Omaha respecto a aquellos cuya jubilación les ha coincidido con esta era de tipos de interés casi cero. Imagínenlo, póngase en su piel. Si Usted se jubilara hoy, tuviera unos ahorros acumulados y quisiera vivir de rentas decidiría “invertir” su dinero en letras y bonos del Estado y éstos le retornarían un maravilloso 0,08% a dos años y un ambicioso 1,77% a 10.
Fuente: El Economista
Exacto. Su cuenta de ahorro se ha convertido en una auténtica hoguera y su dinero es la leña. Y eso que hicieron los deberes: prepararon con mayor o menor tino esta etapa de su vida. Imaginen los que no.  Aquellos que sólo dependen del Estado y que ven como sus pensiones dependen de la voluntad de éstos.
Nuestro país envejece mucho y rejuvenece poco. Según publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE) en una nota de prensa (que pueden ver en este enlace): a partir de 2016 el número de defunciones superaría por primera vez al de nacimientos.  También destaca que el porcentaje de población mayor de 65 años, que actualmente se sitúa en el 18,2% pasaría a ser el 24,9% en 2029 y del 38,7% en 2064. Veámoslo en un gráfico:
Fuente: INE
Cabe añadir una variable más a la ecuación y ésta es la esperanza de vida cuyo aumento anual es progresivo:
Fuente: INE
Viviremos más, seremos menos y contaremos con menos recursos… públicos. ¿Por qué? Varios factores influyen: población y la denominada hucha de pensiones. Empecemos por la población. Como verán en el siguiente gráfico, en el tramo de edad comprendido entre los 25 y los 49 años la disminución es importante. ¿Motivos? Obvios, la situación laboral en nuestro país invita a todo menos a quedarse. Todos aquellos que han tenido que emigrar por cuestiones laborales son cotizaciones que no tiene nuestro país y dinero de menos en la hucha de las pensiones:
Fuente: INE
En cuanto a la mencionada hucha de pensiones, se ha reducido en un 22% en el último año. Actualmente, cuenta con 41.634 millones y “en 2016 se espera otro bocado de 6.200 millones, que elevará hasta 37.700 millones el dinero que el Gobierno ha sacado para hacer frente a las pensiones.” (Ver artículo completo)
Y sí, el de nuestro país, es el único que pierde patrimonio con respecto al resto de países europeos:
Por todo lo hasta aquí expuesto, no puedo más que manifestar mi asombro por las palabras que manifestó Eduardo Garzón en un debate en el que afirmó que “el ahorro privado es insolidario porque fomenta que cada uno  se buscase sus propias habichuelas“. Les aconsejo ver el debate pues no tiene desperdicio. Magistral Juan Rallo, como siempre:
¿Cómo pretende hacerlo? ¿Con más Estado? ¿Y con qué ingresos? ¡Ah! Más impuestos a los ricos: pues nada, todos al bar que la fiesta ya está pagada. Gran acto de irresponsabilidad.
Con 5,09 millones de parados (48,8%  de los mismos son jóvenes menores de 25 años. Dramático) queda mucho por hacer en cuanto a incentivos fiscales a las empresas, a la investigación y la innovación para revertir esto.
En su último informe publicado (enlace para acceder), la OCDE señala que el régimen tributario español puede estar fomentando la economía sumergida asegurando, además, que una elevada carga fiscal sobre el trabajo es un elemento que disuade poderosamente de contratar a trabajadores con bajas calificaciones“.
Así que, si se hiciera lo que es debido, a lo mejor (y sólo a lo mejor) podríamos abrazar la idea de la pensión estatal como gran salvaguarda de nuestra jubilación. Pero no pinta así, el coste político es tan inmenso y aporta tanto calor a nuestros representantes sociales que es difícil pensar que lo rebajarán en las próximas legislaturas.
Por todo ello, en la medida que puedan, reserven un tanto por ciento de sus ingresos a la jubilación futura. Un periodo que durará, como poco, entre 20 y 30 años. Mucho tiempo sin generación de ingresos y con gran presencia del consumo.
¿Por qué de los ingresos? Porque deben conceptuarlo como un gasto más pues es en lo que se convertirá en el futuro. Hagan otro ejercicio: calculen todo lo que han gastado desde que comenzaron a trabajar. Y ahora quítenle el tiempo dedicado al trabajo, ¿hubieran gastado menos, lo mismo o más?
Seamos previsores. Fomentemos nuestros recursos y no dependamos de terceros.
¿O compartimos piso?
PD3: Alegría, esperanza. Qué bueno es este proverbio chino: "Ningún hombre puede impedir que el pájaro oscuro de la tristeza vuele sobre su cabeza, pero lo que sí puede impedir es que anide". Se pierde la esperanza cuando se pierde la fe. Es la esperanza, la fortaleza de saber que la vida dura mucho más que 85 años, que la vida es para siempre. Alegría de saber y creer en la vida eterna…