18 mayo 2012

18/5/12 - default-quitas-bancarrota-salida del euro

El miedo al futuro inmediato se sigue incrementando por momentos. Las caídas de los mercados y subida de la prima de riesgo es imparable. No hemos hecho suelo ya que no se ha visto una capitulación de los inversores. Esto ocurre cuando el miedo es total y la gente vende con fuerza por pánico. Todavía hay más para bajar hasta que se alcance ese pánico… Si se cumple todo lo que te cuento abajo, el IBEX se podría ir a la zona de 2500/3000 puntos…, repetiríamos en bolsa la evolución de lo que han hecho los griegos.
Comparando la bolsa de Atenas y la de Madrid:
¿Es España viable? ¿Tenemos alguna opción? Uff. Llevo días tratando de dilucidar estas preguntas y concluyo que es posible que no. Mi escenario particular: nos tendremos que declarar en DEFAULT, por imposibilidad de financiarnos (recuerda que si llegamos al 7% de rentabilidad es un imposible vivir sin rescate), nivel casi alcanzado ya… No hay apoyos de nadie. El BCE está acongojado de la cantidad de lateral, avales y subyacentes que tiene del Estado español que en caso de quiebra (default) no verá un euro, o pocos…
De la prensa:
La deuda de las entidades españolas con el BCE se disparó hasta los 263.535 millones de euros en abril, esto es un 15,7% más respecto a los 227.600 millones contabilizados en marzo, un nuevo récord histórico, según datos del Banco de España. Este importe es el saldo vivo que las entidades residentes en España aún tienen pendiente de devolver al instituto emisor europeo como consecuencia de la financiación que el organismo les ha concedido previamente.
La financiación neta concedida en abril por el Eurosistema a las entidades españolas representó el 68,8% del total de la Eurozona, que ascendió a 382.712 millones de euros. En cambio, este importe bruto de apelación no recoge el dinero que los bancos españoles han tomado prestado del BCE y han vuelto a depositar en el organismo para recibir una rentabilidad del 0,25% a un día.
Las crecientes dificultades de las entidades españoles para financiarse en el interbancario se aprecian al constatar que el crédito solicitado por la banca española al instituto que preside Mario Draghi se multiplicó por seis respecto al registrado en abril de 2011 (42.227 millones).

Los bancos en el ojo del huracán, y el Gobierno tratando de hacer una auditoría en dos meses de todos los créditos bancarios españoles para dilucidar los buenos y los malos. ¡En dos meses! Con la fama que tenemos de mentirosos y de pícaros, les entra la risa floja que se vayan a enterar un equipo de auditores de cómo están todos los créditos de todas las entidades bancarias españolas…

A su vez, contagiamos al resto de entidades europeas. Recuerdas cuando empezamos con Grecia hace unos años que hubo un fuerte castigo para los bancos alemanes y franceses ya que tenían papelitos (bonos griegos soberanos) a mansalva… Pues ocurre ahora lo mismo, pero multiplícalo por 7 veces. El tamaño de España es lo que tiene. Es por eso por lo que destacados miembros del Gobierno español dicen que el rescate es imposible, por tamaño. Eso al menos es en lo único que dicen toda la verdad…

Los 29 bancos sistémicos necesitarían 442.000 millones más para cumplir con Basilea III, según Fitch

Los 29 bancos considerados de importancia sistémica global necesitarían alrededor de 566.000 millones de dólares adicionales (442.000 millones de euros) de capital ordinario para cumplir con los criterios más estrictos de Basilea III, que entrarán en vigor al final de 2018, según refleja un informe elaborado por la agencia de calificación crediticia Fitch.
Esta cifra representaría, según la agencia, un incremento del 23% respecto al capital con el que contaban estas entidades sistémicas a finales de 2011 y prácticamente triplicaría las ganancias anuales agregadas de este grupo de firmas financieras, entre las que figura el Santander como único representante español.
"A pesar de que la aplicación plena de Basilea III no tendrá lugar hasta 2018, Fitch considera que los bancos globales se enfrentarán a presiones de los mercados y de los supervisores para que cumplan estos objetivos anticipadamente", señala la calificadora de riesgos, que en su análisis estableció una ratio de capital del 10% para todas las entidades.
Los 29 bancos considerados de importancia sistémica global deberán hacer frente a finales de 2018 a criterios de capitalización más estrictos que el resto de entidades. En concreto, frente a la ratio de capital del 7% exigida a la mayoría de entidades, los bancos sistémicos deberán asumir una exigencia adicional de entre el 1% y el 2,5% en función de su situación particular.
SUPRESIÓN DEL DIVIDENDO O VENTA DE ACTIVOS.
Para cumplir con las exigencias del nuevo marco regulador del sector financiero, Fitch considera que las entidades emplearán distintas vías como la supresión del dividendo, la venta de activos o emisiones de capital.
"Las entidades sistémicas se enfrentan al dilema de unas mayores exigencias de capital frente a las ventajas competitivas derivadas de este estatus", apunta Fitch, que sugiere que la percepción de que estos bancos serán más respaldados por los gobiernos en caso de turbulencias, junto a los mayores niveles de capital exigidos, podrían reducir los costes de financiación para estas entidades y estimular la entrada de clientes con mayor aversión al riesgo.
Por contra, la agencia señala que algunas entidades que consideren una carga esta calificación como entidades sistémicas podrían buscar reducir su tamaño o complejidad de cara a evitar esta designación.
¿Qué son los bancos sistémicos? Los bancos que si quiebran dañan al sistema financiero, lo quiebran. Son las siguientes 29 entidades:

El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés) ha emitido la lista de los 29 bancos sistémicos de todo el mundo. 17 europeos, 8 estadounidenses, 3 japoneses y 1 chino. El único español es la entidad presidida por Emilio Botín, Santander, BBVA queda fuera. Estas entidades tendrán que elevar sus requisitos de capital por encima de los mandatos de Basilea III.

Estados Unidos: Bank of America, Bank of New York Mellon, Citigroup, Goldman Sachs, JP. Morgan, Morgan Stanley, State Street y Wells Fargo.
Reino Unido: Royal Bank of Scotland, Lloyds, Barclays y HSBC.
Francia: Crédit Agricole, BNP Paribas, Banque Populaire y Société Générale.
Alemania: DeutscheBank y Commerzbank.
Italia:Unicredit.
Suiza: UBS y Credit Suisse.
Bélgica: Dexia.
Holanda: ING.
España: Banco Santander
Suecia: Nordea.
Japón: Mitsubishi UFJ, Mizuho FG y Sumitomo Mitsui.
China: Bank of China.

En teoría son los más seguros. Pero a su vez no, ya que son tan grandes que nos e podrían rescatar en caso de necesidad… Los demás bancos son pecata minuta: si quiebran, no pasa nada. Eso que ha hecho con Bankia el Gobierno de nacionalizarlo, ha sido posible gracias a que aún no estamos tan mal. Cuando se confirme que no hay liquidez, que el Estado se queda sin cash, no habrá ningún banco más que se pueda nacionalizar, rescatar, apoyar con el FROB, ni nada de nada. Digamos que a partir de estos días, el resto de los bancos quedan a su libre albedrío, sin apoyo institucional ninguno y con el Fondo de Garantía de Depósitos seco, vacío… Apriétate los machos…
Siguiendo con el razonamiento, las perspectivas a corto son de DEFAULT para el Reino de España y su consiguiente reestructuración de la deuda pública, autonómica, del ICO, local…, es decir QUITAS. Tendremos que apelar al FMI como auxilio para que nos preste dinero para pagar pensiones, sanidad, educación y los gastos básicos.

Al mismo tiempo se producirán BANCARROTAS de la mayoría de las instituciones financieras españolas, que afectarían a las extranjeras de manera inmediata, teniendo que haber un proceso de nacionalización o apoyos por todas partes. El contagio a Italia, Francia y otros será directo…, pudiendo saltar el EURO por los aires.

¿Habrá corralito antes o no? Creo que dependerá de lo que se tarde en declarar el DEFAULT. Si esto se hace rápido no habrá fuga de dinero al exterior. Si se tarda, será necesario frenarlo. No pienses que fuera estás a salvo. ¿Qué banco de fuera no tiene riesgos en España ni en Italia ni en Francia? Ninguno, nos los llevaremos a casi todos por delante… Lo que si habrá es corralón, es decir, cuando salgamos del euro, nos darán las nuevas pesetas ya devaluadas… Es por eso por lo que interesa tener otras divisas. Y más que el dólar, que ni se ha movido en toda esta movida europea, otras más seguras, incluyendo el Reminbi chino…

Complejo, pero debes protegerte ante la eventualidad de que acierte. Por supuesto, no debes tener depósitos bancarios, susceptibles de irse a la porra en las bancarrotas bancarias esperadas (no te fíes de nadie). Por supuesto que no debes llevarte el dinero fuera, no es ético. No me digas si lo haces que me cabreo. Pero hay muchas alternativas antes que te pueden servir. Ojo, si no acierto con este análisis ultra pesimista que te describo, lo celebramos con cava, con vino o con lo que quieras. Ojalá esté completamente equivocado y sea el gran cenizo de los cenizos…, pero no sé yo si hay tiempo de encontrar una solución. Harán en breve algo. Más que declaraciones, que no se han dignado a hablar bien de España ni en el BCE ni la UE (Merkel ni Hollande), lo que harán es darle vueltas a la máquina de hacer dinero… Pero llevamos ya unas cuentas y puede que ni eso sirva, inundar de papelitos los muchos papelitos que tenemos ya… Lámame y hablamos. Un abrazo

PD1: Krugman cree que la única forma de dar "esperanza" a España es permitir inflaciones del 4% en la UE durante un par de años.

Apocalypse Fairly Soon

By PAUL KRUGMAN
Suddenly, it has become easy to see how the euro — that grand, flawed experiment in monetary union without political union — could come apart at the seams. We’re not talking about a distant prospect, either. Things could fall apart with stunning speed, in a matter of months, not years. And the costs — both economic and, arguably even more important, political — could be huge.
This doesn’t have to happen; the euro (or at least most of it) could still be saved. But this will require that European leaders, especially in Germany and at the European Central Bank, start acting very differently from the way they’ve acted these past few years. They need to stop moralizing and deal with reality; they need to stop temporizing and, for once, get ahead of the curve.
I wish I could say that I was optimistic.
The story so far: When the euro came into existence, there was a great wave of optimism in Europe — and that, it turned out, was the worst thing that could have happened. Money poured into Spain and other nations, which were now seen as safe investments; this flood of capital fueled huge housing bubbles and huge trade deficits. Then, with the financial crisis of 2008, the flood dried up, causing severe slumps in the very nations that had boomed before.
At that point, Europe’s lack of political union became a severe liability. Florida and Spain both had housing bubbles, but when Florida’s bubble burst, retirees could still count on getting their Social Security and Medicare checks from Washington. Spain receives no comparable support. So the burst bubble turned into a fiscal crisis, too.
Europe’s answer has been austerity: savage spending cuts in an attempt to reassure bond markets. Yet as any sensible economist could have told you (and we did, we did), these cuts deepened the depression in Europe’s troubled economies, which both further undermined investor confidence and led to growing political instability.
And now comes the moment of truth.
Greece is, for the moment, the focal point. Voters who are understandably angry at policies that have produced 22 percent unemployment — more than 50 percent among the young — turned on the parties enforcing those policies. And because the entire Greek political establishment was, in effect, bullied into endorsing a doomed economic orthodoxy, the result of voter revulsion has been rising power for extremists. Even if the polls are wrong and the governing coalition somehow ekes out a majority in the next round of voting, this game is basically up: Greece won’t, can’t pursue the policies that Germany and the European Central Bank are demanding.
So now what? Right now, Greece is experiencing what’s being called a “bank jog” — a somewhat slow-motion bank run, as more and more depositors pull out their cash in anticipation of a possible Greek exit from the euro. Europe’s central bank is, in effect, financing this bank run by lending Greece the necessary euros; if and (probably) when the central bank decides it can lend no more, Greece will be forced to abandon the euro and issue its own currency again.
This demonstration that the euro is, in fact, reversible would lead, in turn, to runs on Spanish and Italian banks. Once again the European Central Bank would have to choose whether to provide open-ended financing; if it were to say no, the euro as a whole would blow up.
Yet financing isn’t enough. Italy and, in particular, Spain must be offered hope — an economic environment in which they have some reasonable prospect of emerging from austerity and depression. Realistically, the only way to provide such an environment would be for the central bank to drop its obsession with price stability, to accept and indeed encourage several years of 3 percent or 4 percent inflation in Europe (and more than that in Germany).
Both the central bankers and the Germans hate this idea, but it’s the only plausible way the euro might be saved. For the past two-and-a-half years, European leaders have responded to crisis with half-measures that buy time, yet they have made no use of that time. Now time has run out.
So will Europe finally rise to the occasion? Let’s hope so — and not just because a euro breakup would have negative ripple effects throughout the world. For the biggest costs of European policy failure would probably be political.
Think of it this way: Failure of the euro would amount to a huge defeat for the broader European project, the attempt to bring peace, prosperity and democracy to a continent with a terrible history. It would also have much the same effect that the failure of austerity is having in Greece, discrediting the political mainstream and empowering extremists.
All of us, then, have a big stake in European success — yet it’s up to the Europeans themselves to deliver that success. The whole world is waiting to see whether they’re up to the task.
PD2: Esto quizás sea lo primero. Se rumorea que estás haciendo los nuevos dracmas en otro país:

Grecia debe abandonar el euro

Ya está cerca el desenlace de la tragedia griega del euro: es muy probable que este año o el que viene, Grecia declare la cesación de pagos de su deuda y abandone la eurozona.
Posponer la salida para después de la elección de junio, con un gobierno nuevo comprometido con alguna variante de las mismas políticas que ya fracasaron (austeridad recesiva y reformas estructurales), no restaurará el crecimiento y la competitividad. Grecia está atascada en un círculo vicioso de insolvencia, pérdida de competitividad, déficits externos y una depresión cada vez peor. La única forma de cortar este círculo es iniciar un default con abandono del euro, en forma ordenada y con coordinación y financiación del Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (la “troika”), de modo de minimizar los daños colaterales para Grecia y el resto de la eurozona.
El último paquete financiero otorgado a Grecia con supervisión de la troika redujo el endeudamiento del país mucho menos de lo que se necesitaba. Pero, incluso con una reducción de la deuda pública considerablemente mayor, Grecia no puede volver a crecer si no recupera rápidamente la competitividad. Y si no vuelve a crecer, la carga de la deuda seguirá siendo insostenible. Pero todas las alternativas para recuperar la competitividad demandan una depreciación real de la moneda.
La primera alternativa, una devaluación abrupta del euro, difícilmente se producirá; esto se debe a la fortaleza de Alemania y a que el BCE no sigue una política agresiva de flexibilización monetaria. Igualmente difícil es una reducción rápida del costo laboral unitario por medio de reformas estructurales que aumenten el crecimiento de la productividad por encima de los salarios. A Alemania le llevó diez años recuperar la competitividad de esta manera, y Grecia no puede seguir deprimida una década. Asimismo, una deflación veloz de precios y salarios, lo que se conoce como “devaluación interna”, llevaría a cinco años de agravamiento de la depresión.
Si ninguna de estas tres alternativas es viable, el único camino que queda es la salida de la eurozona. El regreso a la moneda nacional y una devaluación abrupta restaurarían rápidamente la competitividad y el crecimiento.
Por supuesto, el proceso sería traumático, y no solamente para Grecia. El problema más importante sería la pérdida de capital para las instituciones financieras principales de la eurozona. El pasivo externo en euros del gobierno, los bancos y las empresas de Grecia se dispararía de un día para el otro. Pero estos problemas se pueden superar: Argentina lo hizo en 2001, cuando “pesificó” sus deudas en dólares, y Estados Unidos hizo algo similar en 1933, cuando depreció el dólar un 69% y abandonó el patrón oro. Aplicar una “dracmatización” similar a las deudas en euros es necesario e inevitable.
Las pérdidas que sufrirán los bancos de la eurozona no serán inmanejables, siempre que se los apoye con una recapitalización adecuada y decidida. Pero para evitar un derrumbe del sistema bancario griego después de la salida, tal vez haya que adoptar algunas medidas transitorias que prevengan una corrida descontrolada de los depositantes; por ejemplo feriados bancarios y control de capitales. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera o el Mecanismo Europeo de Estabilidad (FEEF/MEE) deberán ser los encargados de realizar la necesaria recapitalización de los bancos griegos por medio de inyecciones directas de capital. En la práctica, los contribuyentes europeos estarían tomando el control del sistema bancario griego, pero sería una compensación parcial por las pérdidas impuestas a los acreedores por la dracmatización.
Además, Grecia tendrá que volver a reestructurar y reducir su deuda pública. Respecto de las obligaciones de Grecia con la troika, no hace falta reducir el valor nominal, pero sí extender su vencimiento una década más y reducir el interés. En cuanto a los acreedores privados, se necesitarán también más recortes, empezando con una moratoria del pago de intereses.
Hay quienes dicen que si Grecia abandona la eurozona, la caída de su PIB real será mucho mayor que la que se produciría en lo peor de una deflación. Pero es un argumento viciado: aun con deflación, el poder adquisitivo real se reduciría y el valor real de las deudas aumentaría (deflación de deuda) conforme se produjera la depreciación real. Además, y esto es más importante, la opción de abandonar la eurozona restauraría el crecimiento de inmediato a través de la depreciación nominal y real, con lo que se evitaría una década de depresión. Y las pérdidas comerciales que sufra la eurozona por la depreciación del dracma serán limitadas, ya que Grecia solamente representa el 2% del PIB de la eurozona.
La reintroducción del dracma conlleva el riesgo de una depreciación cambiaria superior a la necesaria para recuperar la competitividad, lo cual tendría efecto inflacionario y aumentaría las pérdidas derivadas de la dracmatización de la deuda externa. Para minimizar ese riesgo, las reservas de la troika que ahora se dedican al rescate de Grecia se deberían usar para evitar dicha sobredevaluación (el control de capitales también puede ayudar).
Los que afirman que la partida de los griegos provocaría un contagio y arrastraría a otros países a la crisis también se niegan a ver la realidad. Si hablamos de sostenibilidad de la deuda y pérdida de competitividad, otros países periféricos ya tienen problemas similares a los de los griegos. Por ejemplo, es posible que en algún momento Portugal deba reestructurar su deuda y abandonar el euro. Y otras economías con problemas de liquidez pero potencialmente solventes, como Italia y España, necesitarán ayuda de Europa independientemente de si Grecia abandona la eurozona o no; de hecho, sin una provisión de liquidez, es probable que el temor a una corrida contra las deudas públicas de Italia y España se convierta en una profecía autocumplidora.
El importante aumento de recursos oficiales con que cuentan ahora el FMI y el MEE (junto con la liquidez del BCE) se podría usar entonces para proteger a estos países y a los bancos de otros lugares de la periferia de la eurozona en problemas. Sin importar lo que haga Grecia, hay que recapitalizar ahora y rápidamente los bancos de la eurozona, para lo cual se necesita un nuevo programa de inyección directa de capital que abarque a toda la UE.
La experiencia de Islandia y de muchos mercados emergentes a lo largo de los últimos 20 años muestra que la depreciación nominal y la reestructuración y reducción ordenadas de la deuda externa permite volver a una senda de sostenibilidad de la deuda, competitividad y crecimiento. Como en estos casos, los daños colaterales que sufriría Grecia como consecuencia del abandono del euro serían importantes, pero contenibles.
Igual que en un matrimonio condenado al fracaso, es mejor tener reglas que, llegado el inevitable divorcio, reduzcan el costo de la separación para ambas partes. No nos llamemos a engaño: un abandono ordenado del euro por parte de Grecia producirá un daño económico importante. Pero mucho peor sería sentarnos a mirar el derrumbe lento y caótico de la economía y la sociedad griegas.

PD3: Lo que nos cuesta la quiebra de Grecia a los españoles:
Un total de 36.900 millones de euros, que no tenemos o lo que es igual, un 3,4% del PIB español… Lo que costaremos la quiebra de España a los demás…ni se sabe, con el tamaño de nuestros bancos y los colaterales y avales que hemos ido largando por doquier…

PD4: CDS de los bancos. No mires los pequeños españoles que están en las nubes. Esos mejor ni pensarlo…
PD5: Hay que aprender a morir. Es muy difícil. A la gente le cuesta mucho morirse. A las familias les cuesta mucho aceptarla cuando un ser querido se muere. Pero todos sabemos que nos acabamos muriendo. No debemos tener miedo a la muerte y hay que prepararse a nuestra propia muerte. ¿Qué más da el dinero? Lo importante es ganarnos el cielo…